ATLANTA, Georgia. –Mientras la ciudad de Atlanta se prepara para hacer historia como sede de partidos del Mundial de Fútbol en 2026, a unas 20 millas de distancia, Roberto Vargas Bravo continúa viendo el poder transformador que tiene este deporte en su comunidad.
El hombre que convirtió su ‘sueño’ en una liga de fútbol con 26 años de historia en Atlanta
Mientras Atlanta se prepara para recibir partidos del Mundial 2026, a unas millas de distancia, Roberto Vargas Bravo sigue construyendo comunidad a través del fútbol. Su historia comenzó en la Ciudad de México y hoy, en Georgia, su liga local reúne a cientos de jugadores.
A través del futbol decenas de jóvenes han encontrado una forma de hacer deporte, divertirse y formar una comunidad.
Vargas cuenta que su sueño inició en su natal Ciudad de México cuando él era pequeño.
“Mi hermano mayor fue el que nos indujo al fútbol desde chicos. Era como cualquier otro niño que vivía con la ilusión de jugar profesional”, dijo Vargas en entrevista con Univision.
“A mí me encantaba y soñaba yo jugar como Hugo Sánchez”, agrega.
Ese sueño y el ver a su ídolo jugar le hace entender cómo las nuevas generaciones de jóvenes hispanos en Estados Unidos se emocionan con la idea de ver a jugadores como Lionel Messi en su propia ciudad.
Y aunque ver un juego de fútbol en un estadio, como el Mercedes Benz, o por la tele puede ser muy emocionante, para Roberto, el fútbol es esencial en su día a día.
Para comprobarlo, basta acudir un sábado o domingo al “Cemetery Field”, en la ciudad de Norcross, en la zona metropolitana de Atlanta.
Ahí queda claro que el fútbol es más que un deporte.
El sueño de Roberto inició 30 años atrás en la CDMX
En los años 90, Roberto dejó la CDMX para irse a Georgia, en Estados Unidos.
“Llegué en 1995 o 1996 a Gainesville, gracias a un hermano mío. Él preguntó si había chance de jugar, y así llegué al equipo Guadalajara… el equipo de mis amores”, dijo Vargas en entrevista. “Tuvimos la suerte de ser campeones apenas llegué”, agregó.
Después la vida lo llevó a Lawrenceville, en donde formaría una liga de fútbol local.
Hoy, 26 años después, esa liga reúne casi 200 equipos cada fin de semana.
“Empezamos con solo cuatro equipos. Pero desde el inicio sabía que estábamos en un lugar donde yo amaba estar”, describió Vargas sobre ese momento. “Y llegaron, y llegaron más equipos… Se formaron divisiones. Pasamos de tener una… a cuatro divisiones”, agregó.
El fútbol cambió la vida de Roberto y de cientos de jugadores amateur
“Se me ocurrió hacer selecciones… y fuimos campeones nacionales representando a Georgia. Muchos jugadores consiguieron becas universitarias gracias a eso. ¿Y qué te digo? El fútbol les cambió la vida”, dijo.
Y aunque los premios y las becas son una gran recompensa, el impacto de la liga que Roberto organiza va más allá del juego.
Se vuelve un refugio en los momentos difíciles para jóvenes que están lejos de sus familias y de sus países.
“Hemos visto generaciones pasar... Algunos se perdieron, tristemente. Otros supieron aprovechar las oportunidades. Algunos fueron a probar a México, otros no llegaron a ser profesionales, pero hoy tienen empresas, trabajos fijos... Son jóvenes de bien. El fútbol sí impacta a las nuevas generaciones”, describió en entrevista.


