Deshazte de la mala suerte con esta sencilla técnica
¿No te has encontrado con esas personas que constantemente se están quejando de su “mala suerte”? Cada vez que hablas con ellos te repiten lo mismo. Esa repetición se vuelve una constante que crea una especie de aura a su alrededor una forma de bloqueo, un obstáculo que les impide ver más allá.
Si les sucede algo negativo lo achacan enseguida a su “mala suerte” y no se detienen a pensar que lo más probable es que hayan hecho algo mal, y debido a eso, estén pagando las consecuencias. "¡No tengo suerte!" O peor aún escuchas "¡yo tengo muy mala suerte en el amor, o en el trabajo, o con los amigos…en todo!"
Se han hecho estudios muy claros sobre la actitud de la gente después que les ocurre un accidente, o una desgracia. En un banco unos asaltantes entraron, robaron e hirieron a varios clientes.
Hubo dos tipos de respuestas. Los que se lamentaban y decían “¡qué mala suerte tengo, por qué tuve que venir a este banco, me robaron y me hirieron!”, y otros decían “¡qué buena suerte tuve, aunque me robaron no me mataron, podría haber muerto!” Como ves la misma situación, la actitud diferente.
Es el caso de quienes esperan que las cosas salgan bien, para empezar a entusiasmarse, cuando lo contrario es lo mejor, o sea, tomarlo todo con entusiasmo para que así, salga bien. No importa cuántas veces hayas errado, siempre hay una nueva oportunidad.
Las creencias y la suerte
Cuando alguien cree en algo, aunque no exista, para esa persona es real. La creencia en la buena o mala suerte depende de lo que cada persona crea. Para un creyente de cualquier cosa lo que siente es real, aunque no exista.
Generalmente hay dos tipos de personas: las que buscan explicaciones lógicas, racionales a lo que sucede, y las que se apoyan en sus creencias.
Ejemplo, estás en tu casa, escuchas un ruido que no sabes de dónde procede. Una persona racional pensará “debe ser un vecino, o el eco de alguna construcción, una madera que se está desprendiendo” y buscará el origen.
Otros se asustarán y creerán que “la casa está embrujada, hay un fantasma dando vueltas, o una “presencia” o algo por el estilo.
Lo primero siempre debe ser buscar la explicación concreta, lógica, racional, y si no la encontramos entonces analizar qué puede estar pasando, pero no saltar a conclusiones inmediatamente, sin averiguar ni explorar bien todas las posibilidades.
Aunque no podemos ni afirmar ni negar la existencia de los fenómenos paranormales que inclusive se estudian dentro de la Parapsicología, lo que si no podemos es pensar que todo lo que nos sucede tiene un origen fuera de lo común.
Una vez un hombre se acercó a su guía religioso y muy asustado le confesó: “anoche me pasé toda la noche soñando que me moría ¿qué me puede pasar?”, y lo primero que le contestó su mentor fue "¿qué comiste anoche antes de ir a dormir, te acostaste con el estómago lleno? Tal vez no sea ninguna señal ni premonición sino simplemente una pesadilla causada por la indigestión."
Debemos descartar factores orgánicos o racionales antes de buscar explicaciones fuera de lo normal: una indigestión puede causar un mal sueño, primero hay que analizar las explicaciones lógicas y racionales, y luego ir a la otra parte, la metafísica, la subliminal. O sea, no todo lo que sucede es producto de la mala o buena suerte, hay casualidades, coincidencias, causas y efectos que no tienen que ver nada con lo sobrenatural. Cada cosa en su justo medio.
La suerte existe en tanto creas en ella
Ya vemos que si se cree en la suerte, entonces para esa persona es algo real, aunque no exista. La pregunta siguiente sería ¿Por qué tengo mala suerte? Ese tipo de energía tan positiva que muchos llaman suerte la puedes atraer a tu vida con un cambio de actitud.
La llamada mala suerte obedece a varios factores. Uno de ellos la sugestión, si estás empezando una relación pensando que te puede ir mal ya que en el pasado te ha sucedido así entonces tu actitud negativa y pesimista te pondrá más expuesto al fracaso.
En la cultura maya cada año se celebraba una ceremonia para saber si el próximo habría una buena o mala cosecha, según la voluntad de los dioses.
Generalmente, cuando los sacerdotes pronosticaban que la cosecha iba a ser mala, casi siempre lo era porque los campesinos razonaban así "¿para qué voy a esforzarme si los dioses han dicho que va a ser mala?" Y entonces se preocupaban menos en laborar la tierra o cuidar sus cosechas. Sin embargo, cuando el año anunciado era prometedor pues trabajaban más y el resultado era el esperado.
Esto no quiere decir que no existan los imponderables puesto que pueden ocurrir siempre situaciones fuera de nuestro control como son los desastres naturales "un terremoto, incendio, inundación, sequía y otros similares- pero no siempre se deben atribuir a la mala suerte.
Otro factor que tiene que ver con la llamada mala suerte es la responsabilidad. Muchas personas actúan irresponsablemente y luego, cuando les ocurre una desgracia en vez de analizarse y decir con honestidad “esto me pasa porque no ahorré cuando debía haberlo hecho o por haber malgastado mis recursos” echan la culpa a la suerte y no asumen su responsabilidad.
La mala suerte en el trabajo
Cuando esa persona se te acerca lamentándose que no tiene suerte nunca para conseguir trabajo podríamos preguntarle: "¿estás haciendo algo mal, cómo conduces tus entrevistas de trabajo, cómo te presentas, te vistes, te expresas, estás diciendo algo que te compromete?".
Muchas personas necesitan apoyarse en factores externos para aumentar su auto estima y su confianza en si mismo lo cual no es malo. Los talismanes, técnicas, amuletos y elementos similares que ayudan a fortalecer la voluntad y la auto confianza actúan como motores para desviar la atención de lo negativo y concentrarla en lo positivo y si alguien cree en ellos esa creencia les ayuda.
Asimismo, en la medida que una persona se rodea de elementos armónicos y se siente más en paz consigo mismo deja de lamentarse y pensar que su mala suerte nunca cambiará.
Tener un ambiente agradable, una casa ordenada y limpia, una actitud positiva ante la vida, rodearse de elementos armónicos y sobre todo cambiar la programación mental ante las circunstancias aplicando siempre afirmaciones positivas, es el mejor remedio contra la "mala suerte".
Según la antigua ciencia del Yoga "cada persona se convierte en lo que cree porque la mente es muy poderosa". Si alguien se cree a si mismo fuerte, triunfador, exitoso y agradable, en eso se irá convirtiendo, pero si se mira a si mismo y se considera débil, fracasado, frustrado y con mala suerte, en eso será lo que se irá transformando, somos lo que pensamos.
Así que la próxima vez que te sientas tentado a decir "tengo mala suerte en todo" cambia esa actitud y verás como a partir de esa nueva programación tu "suerte" comenzará a cambiar.