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Aprende a desarrollar tu intuición; atrae el amor y evita las desgracias
Mucho se habla de la intuición, y cómo debemos seguirla y hay quienes se preguntan ¿qué es la intuición, cómo podemos desarrollarla?
La intuición es esa capacidad que tenemos de comprender las cosas enseguida, darnos cuenta de una verdad o situación sin tener que analizarla mucho ni ser explicada. Todos la tenemos, algunos más desarrollada que otros.
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En los animales les llamamos instintos y gracias a esos instintos pueden sobrevivir en su medio. La intuición en los humanos vendría a ser una especie de instinto refinado.
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Como todas esas capacidades, nacemos con ellas, pero si no las desarrollamos no podemos usarla. Es como los músculos, todos nacemos con musculatura, quienes los trabajan y desarrollan pueden llegar a ser grandes atletas…
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Otros simplemente no los ejercitan y aunque están ahí los oculta la obesidad o la falta de actividad.
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La intuición también nos llega a través del aura de las demás personas. Cuando conocemos una persona lo primero que nos llega es ese campo magnético que la envuelve y según sea nuestro nivel de desarrollo podemos percibirlo interiormente.
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Esto explica por qué cuando conocemos a una persona por primera vez, aún sin haber cruzado palabras “algo” nos dice que nos vamos a llevar bien con esa persona, o no, nos cae “bien” o “mal”.
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Claro la intuición se nutre de muchas cosas: el lenguaje corporal, la inflexión de la voz, la mirada, los gestos, pero más que todo ese conocimiento interior que se expende con el magnetismo personal.
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Frente a una situación de peligro el instinto de conservación funciona al máximo y ahí entra en juego la intuición. Unos les llaman corazonadas, otros presentimientos, pero se tratan de lo mismo.
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¿No te ha pasado sentir que no debes ir a un lugar en un momento determinado? Luego te das cuenta por qué.
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Supongamos un hombre que está en un café un domingo por la mañana, algo aburrido, tomando un desayuno y son las 10 de la mañana. A esa misma hora, en una esquina fuera del café hay un delincuente, un asaltante que está esperando su primera víctima, está a la derecha del café.
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En esos momentos también en la otra esquina hay una mujer maravillosa que fue el amor de su vida y está esperando un autobús, en el lado izquierdo. Ambas cosas están ocurriendo en ese mismo momento.
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Cuando el hombre salga del café tiene dos opciones. O bien decide ir a la derecha de la calle donde lamentablemente le espera un delincuente que le asaltará y mandará al hospital, o decide ir al otro lado donde encuentra al amor de su vida. Una simple decisión cambiará su vida.
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Es en esos momentos cuando entra en juego la intuición, ese sexto sentido, la percepción interna que le indicará qué camino seguir.
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Desarrollar la intuición no es difícil, pero requiere ser muy atentos a nuestra voz interior.
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Las personas que se pasan la vida metiéndose en la vida ajena, en vez de atender la suya, que ocupan su mente con ideas de odios, envidias, sospechas, prejuicios y venganzas no dejan espacio a que fluya la intuición. Es como tener un armario lleno de ropas viejas, sin espacio para las nuevas.
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Hay muchos ejercicios para desarrollar la intuición, pero todos se basan en la reflexión, la meditación y capacidad de estar en silencio aunque sea cinco minutos con uno mismo, con el Ser Interno, y prestar atención a esa energía interior que nos sugiere lo que debemos hacer.
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En el ejemplo anterior, el hombre de la cafetería, si su intuición está bien desarrollada iría al encuentro del amor…
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Si no escuchara esa voz interior que le advierte de un peligro podría tener un grave problema.
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Muchas personas se han evitado grandes contrariedades, e inclusive han salvado su vida gracias a su intuición. La próxima vez que tu “olfato” interior te diga que algo no está bien, y su Ser interno te lo ratifique escucha ese llamado.
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Por supuesto, apártalo de los prejuicios, complejos y limitaciones que no son parte de la intuición sino de una falsa percepción de la vida y abre tu corazón y tu mente a las buenas energías que constantemente nos llegan cuando somos receptivos, pensamos en cosas positivas y no dejamos que los pensamientos negativos de los demás nos afecten.
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