Una de las últimas voluntades de Camilo Sesto, quien falleció el pasado 8 de septiembre debido a complicaciones renales, era que sus cenizas descansaran en el mausoleo familiar de su tierra natal, en Alcoy, España, o se esparcieran en alguno de los ríos de esa localidad. Pero una legislación española prohíbe que las cenizas sean vertidas en el medio ambiente y, según informó El País, el hermano del cantante vendió el mausoleo familiar hace dos años.