‘Certified Organic’. La vemos en frutas y vegetales, galletas y ‘chips’.
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Esta etiqueta significa que el contenido del producto debería ser, al menos, 95% orgánico; es decir, libre de pesticidas sintéticos, fertilizantes químicos y pinturas.
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‘Dirty Dozen’. Los alimentos orgánicos suelen ser más costosos que sus alternativas.
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Si el presupuesto no te permite invertir en ‘organics’, tu mejor opción para evitar los residuos de plaguicidas será lavar exhaustivamente los alimentos.
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¿Comerás la cáscara? Esta regla también podría servirte al decidir qué tipo de productos comprar: prefiere siempre la versión orgánica de los alimentos que comerás con piel, sugiere Richard.
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Reserva lo ‘non-organic’ para aquellos otros que pelarás (piñas, naranjas, aguacates, plátanos, maíz en mazorca o sandía).
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Los más importantes. En galletas, ‘snacks’ y postres puede que no encuentres demasiadas diferencias entre las alternativas orgánicas y las tradicionales.
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En cambio, a la hora de comprar productos fundamentales para la dieta (carne, aceite y granos, por ejemplo), Richard recomendó inclinarnos por los ‘organics’ en la medida de lo posible.
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Beneficios de comprar orgánico. Este tipo de alimentos presentan varias ventajas por sobre los convencionales, detalla Blake.
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Mayor densidad nutritiva, por producirse en suelos mineralizados y en ambientes menos contaminados.
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Contribuyen a la sustentabilidad de los ecosistemas.
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Recuerda consultar con un experto en salud antes de implementar cambios en tu alimentación.