¿Cuántos de nosotros nos consideramos personas racistas? De seguro que ninguna (o si lo fuéramos tampoco lo diríamos). Pero, acaso, ¿se puede ser racista sin siquiera ser consciente de ello?
¿"Yo no soy racista"? Las cifras no mienten y en Latinoamérica sí hay racismo


Eso es lo que lamentablemente sucede en Latinoamérica. Son muy pocos los que se autodefinen como personas <
Las cifras hablan por sí solas...
¿Igualdad de oportunidades?

A pesar de que los indígenas y los afrodescendientes constituyen aproximadamente un 40 % de la población total de Latinoamérica, en la mayoría de los países latinoamericanos, la raza todavía es un factor determinante a la hora de acceder a todo tipo de oportunidades.
- En el último Índice de Inclusión Social realizado por Americas Quarterly correspondiente al año 2013, se estimó que en Panamá el 90 % de la población indígena vive por debajo de la línea de pobreza mientras que solo un 30 % de la población blanca es pobre.
- En Perú el 34 % de los afrodescendientes viven por debajo de la línea de pobreza.
- En Brasil, el salario de afrodescendientes es menos de la mitad que el de brasileños de origen europeo.
A pesar de que la población en estos países <
Su raza define su futuro

En la mayoría de países latinoamericanos la raza de las personas determina su futuro. Porque a pesar de que nadie se declare racista, todo queda expuesto a la hora de comparar las cifras y las diferencias entre personas blancas y personas de color. La raza de una persona define qué oportunidades tendrá en cuanto a educación, qué servicio médico tendrá, dónde vivirá y cuál será el trabajo al que pueda aspirar.
- En Brasil el 76,4 % de estudiantes blancos están inscriptos en educación secundaria, mientras que, según un reporte de la Fundación Carolina, el 26.7 % de las personas afrodescendientes no saben leer ni escribir.
- En Colombia y Costa Rica, el porcentaje de personas afrodescendientes que obtienen un título universitario es la mitad en comparación con el resto de la población.
En cuanto al servicio médico, en muchos países los afrodescendientes no tienen el mismo acceso que los de origen europeo y las tasas de mortalidad prematura son mayores en estos sectores de la sociedad. La población de origen indígena y afrodescendiente es la que utiliza el servicio de salud público, ya que el servicio médico privado es un privilegio.
<<No soy racista, pero…>>

El problema central de todo este asunto es la incapacidad de reconocer el racismo silencioso que sigue subsistiendo en toda Latinoamérica. Nadie tiene problema en decir <
La amenaza no son esos pocos que creen en los nefastos valores del Ku Klux Klan, no aquí en Latinoamérica, sino aquellos que no se animan a ser honestos ni con ellos mismos y asumir que algo de racismo todavía late en sus actitudes diarias.
¿Qué se puede hacer?

Las llamativas diferencias todavía persisten en casi todos los países de Latinoamérica a pesar de los programas sociales, políticos y económicos que se han implementado para reducir la exclusión.
Ahora bien, más allá de la legislación, es fundamental recordar que no hay ley más poderosa que la actitud que cada persona toma frente a esta cuestión para superar esta brecha. No se trata solo de respetar una ley creada por alguien más, sino de respetar y ver con los mismos ojos a todas las personas, sin importar su raza. No podemos seguir mintiéndonos a nosotros mismos con la falsedad de que "no somos racistas".
Las cifras no mienten y la clave está en nuestras acciones.






