Viktor Frankl: conoce la historia de quien encontró el sentido de la vida luego del Holocausto

Niños, niñas, mujeres, hombres, embarazadas, adultos mayores, discapacitados: todos padecieron la Segunda Guerra Mundial. No la viví. Nací muchísimos años después de que hubiera terminado. Pero dentro de mí tengo la necesidad imperiosa de conocer lo que sucedió. De entender todas las historias que siguen flotando en el aire y nos siguen determinando. De empatizar con quienes sufrieron y padecieron la guerra y el Holocausto.

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Fue así que llegué a Últimos testigos, un libro de la periodista bielorrusa Svetlana Alexiévich, que recoge las historias de los niños que padecieron la guerra. Son realmente desgarradoras. ¿Qué fue lo que más me quedó de ese libro?Me dejó otra perspectiva  de la guerra : una del hambre y del temor, pero por sobre todo del amor.

Es terrorífico leer que esos niños para sobrevivir tenían que comer papel, tierra o los botones de su camisa. Me petrifica pensar que una personita de tan solo 4 años tuviera que encargarse de su familia porque sus padres habían sido asesinados frente a sus ojos. Y me pregunto, una y otra vez, ¿cómo hicieron para sobrevivir todos estos años? ¿Cómo pudieron borrar esas imágenes de su mente? ¿Cómo pudieron encontrar la felicidad luego de todo lo que pasaron? 

El amor a la vida puede ser mucho más fuerte; y las situaciones más miserables pueden cambiar nuestras vidas y darles un nuevo sentido. Esto me lo enseñaron todos los niños del libro que hoy son personas adultas, pero  también Viktor Frankl. Este neurólogo y psiquiatra judío pasó la guerra en cuatro campos de concentración, incluido el más temeroso y terrorífico: Auschwitz. A pesar de todo, salió adelante y no solo encontró un significado de su vida, también ayudó a muchísimas otras personas a cumplir con esta misma meta.

¿Se puede ser feliz luego de conocer a la muerte?

Tenía una alternativa para huir de esa tortura: entre 1940 y 1941 Frankl obtuvo una visa para escapar a Estados Unidos y así salvarse de lo inminente: el Holocausto judío. Decidió no hacerlo, ¿por qué? No quería ni podía abandonar a sus padres ancianos ni a todos sus pacientes. En ese momento era cuando más lo necesitaban. Así que decidió quedarse, y allí empezó   el principio de una nueva vida: una plena de dolor, pero también de sentido.

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En el 42, los nazis obligaron a su esposa a que abortara. Luego, fueron conducidos a un campo de concentración. En el 44 fue cuando llegó a Auschiwtz, el peor campo de concentración que existió.

El 27 de abril de 1945, cuando la guerra llegaba a su fin, Frankl fue liberado. Y comenzó el tortuoso camino por saber quiénes de su familia habían sobrevivido. No encontró a nadie: ni a su esposa, ni a sus hermanos, ni a sus padres. Estaba solo. El Holocausto había terminado con toda su familia.

Luego de un año de difíciles momentos, Frankl empezó a sentirse un poco más liviano. Al menos, su dolor ya no lo sofocaba.

Entonces, se convirtió en director de la Policlínica Neurológica de Viena y fue allí donde todo comenzó a cambiar. La logoterapia, que había llegado a su vida antes de la Segunda Guerra Mundial, empezó a tomar otro valor luego de todo lo que le había sucedido.

Claro que él no estaba preparado para todo lo que había vivido. Nadie está preparado para la muerte ni para la tortura. Pero lo cierto es que sus estudios anteriores lo ayudaron a sobrevivir y adaptar su físico y su mente a sus nuevas y terribles circunstancias:

"Yo quería simplemente transmitirle al lector, a través de un ejemplo concreto, que la vida tiene un potencial significado en todas las condiciones, incluso en las más miserables. Y pensé que si esto se había demostrado en una situación tan extrema como la de un campo de concentración, mi libro podía tener un gran público. Por lo tanto, me sentí responsable de escribir lo que me había pasado, porque pensé que podría ser útil para las personas más propensas a la desesperación".

Con este extracto lo define todo. El libro “El hombre en busca de sentido” se enfoca en buscar el sentido en las situaciones más desesperantes y difíciles. Y como prueba para demostrar todas sus teorías se utilizó a él mismo, utilizó su experiencia en el Holocausto.

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El sentido de nuestra vida

Años antes de que comenzara la Segunda Guerra Mundial, Viktor Frankl fundó la logoterapia. Con el paso del tiempo, de las historias y de su vida, esa logoterapia tomó fuerzas y le permitió salir adelante. A él y a muchas otras personas.

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La logoterapia se basa en la idea de que una persona tiene y es motivada por una “voluntad de sentido”. Tenemos la necesidad de encontrarle un sentido a nuestra vida y es por eso que vivimos. Para Frankl, para la logoterapia, “la vida tiene sentido en todas las circunstancias. Incluso en las más miserables”.

¿Dónde se encuentra ese sentido? Para el creador de la logoterapia, se puede hallar de 3 maneras: en la creación de una obra o escritura; al experimentar algo o encontrar a alguien importante; o en la actitud que tomamos en una situación de sufrimiento.

Viktor Frankl logró encontrar un sentido a su vida. Logró encontrar un rumbo y acabar con la tristeza y los pensamientos negativos que lo atormentaban. Claro que sufrió. Sufrió muchísimo, pero eso no lo llevó a la muerte, sino que lo llevó a renacer con más fuerza.

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