El macho recio, stallonesco, con mirada fiera, rasgos rústicos, brazos troncosos, musculosa desgarrada, fuerza sobrehumana, lector de revistas Maxim y espectador por excelencia del fútbol, no es sino producto de uno de los rasgos más definitorios de lo que llamamos femineidad: el estrógeno.
Vigor de machos y estrógeno
Desde la Universidad de California, el Dr. Nirao Shah ha realizado un interesante experimento con ratones que le ha permitido observar que los niveles de estrógeno en grandes cantidades en los organismos de ratones machos, incrementan la manifestación de sus actitudes masculinas, volviéndolos más recios y agresivos.
Para ello, Shah introdujo niveles de estrógeno en ratones neonatos y estudió su comportamiento al crecer en relación con otros ratones. Los que poseían mayores niveles de estrógeno no sólo tendían a marcar su territorio con orina más frecuentemente que los demás, sino que también eran más propensos a iniciar peleas con otros ratones.
Desde hace mucho tiempo se cree que el estrógeno es el encargado de regular los comportamientos de este tipo en machos y hembras. Shah ha añadido argumentos a ello, demostrando que eso de 'el sexo' débil es un auténtico mito, al menos en lo que respecta exclusivamente al estrógeno.