Como cada año, Time selecciona a la persona del año. Previo a anunciar el elegido, la revista publica una lista de posibles ganadores. Como el año pasado, Trump estuvo en ese podio, pero nuevamente perdió. Primero con el movimiento #MeToo. Y esta vez con su «peor» enemigo (de acuerdo a sus actos y dichos): el periodismo.
Trump perdió el premio a «persona del año» contra su «peor» enemigo


Cada 4 días un periodista fue asesinado en el mundo durante el 2016 y 2017, de acuerdo a la Unesco. «Una voz fue silenciada cada 4 días. [...] Estas muertes arrojan luz sobre los riesgos extremos que pueden afrontar las personas que ejercen esa profesión», decía el informe presentado por la organización.
Además, agregó que «la impunidad por ese tipo de delitos sigue constituyendo un gran reto. [...] El 89 % de los casos siguen sin resolverse. La impunidad por los crímenes contra los periodistas anima a los agresores y conduce a la autocensura en la profesión y entre el público». Y eso puede repercutir en los progresos «hacia el acceso público a la información y a la protección de las libertades fundamentales, que es una de las metas acordadas para el mundo».
Su relevancia a nivel nacional e internacional ha llevado a Time a elegir a los periodistas como «la persona del año». Este 2018, la reconocida revista eligió a «los guardianes y la guerra sobre la verdad», como lo más destacado del año. Entre el grupo de los periodistas elegidos se encuentra Jamal Khashoggi, columnista del Washington Post que fue asesinado en Estambul. «Un hombre corpulento [...] se atrevió a estar en desacuerdo con el gobierno de su país. Le dijo al mundo la verdad sobre la brutalidad de su país. Y fue asesinado por eso». Para la revista, el periodista «puso su fe en dar testimonio». Eso le provocó la expulsión de muchos periódicos e, incluso, al exilio de Arabia Saudita. Y, posteriormente, su muerte.
The Guardians—Jamal Khashoggi, the Capital Gazette, Maria Ressa, Wa Lone and Kyaw Soe Oo—are TIME's Person of the Year 2018 #TIMEPOY https://t.co/HvoEaW5oUi pic.twitter.com/9Mr0wBTmvj
— TIME (@TIME) December 11, 2018
Wa Lone, de 32 años, y Kyaw Soe Oo, de 28, fueron otros de los periodistas elegidos por Time. Ellos están en una prisión en las afueras de Yangon, por «desafiar las divisiones étnicas que conforman Myanmar». La revista explica que «la democracia en todo el mundo se enfrenta a su mayor crisis en décadas, sus cimientos se ven socavados por la invectiva desde arriba y las toxinas desde abajo, [...] por un cóctel venenoso de hombres fuertes e instituciones debilitadas».

María Ressa, de Filipinas, es otra de las mujeres destacadas por Time. Una periodista que dirige Rappler y que acusó en varias ocasiones al presidente del país por la guerra contra las drogas y los asesinatos extrajudiciales. Hoy en día, Ressa no tiene acreditación por parte del gobierno y se enfrenta a una pena de 10 años de cárcel por «fraude fiscal» denunciada por el presidente, Rodrigo Duterte.
Shahidul Alam es un fotógrafo que documentó los abusos a los Derechos Humanos en Bangladesh. En agosto fue detenido «hacer declaraciones "falsas" y "provocativas" después de criticar al primer ministro Sheikh Hasina en una entrevista».
El sitio enmarca su elección en todas estas injusticias y, también, en el papel que juega Donald Trump, presidente de Estados Unidos, en la libertad de prensa. «El mundo está dirigido, de alguna manera, por un presidente de EE. UU. cuyos ataques a la prensa han dado un tono preocupante».
En este caso, los elegidos como personas del año son periodistas cuya libertad de expresión se ha visto obstaculizada. Pero, en cierta manera, es también un premio a cada uno de los periodistas del mundo que trabaja para dar a conocer la verdad y permitir que el derecho a la información de los ciudadanos no se vulnere. Pero estos hechos, como el asesinato de Jamal Khashoggi o los encarcelamientos de Wa Lone y Kyaw Soe Oo, ponen en riesgo varios derechos fundamentales para la humanidad. El sitio agregó, según la BBC, que estos periodistas «fueron elegidos por asumir grandes riesgos en la búsqueda de verdades mayores. Por la búsqueda imperfecta pero esencial de hechos. Por hablar».
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