Trump falla su primera misión presidencial: hacer un concierto inaugural “great again”

El concierto pre inaugural de Donald Trump tomó lugar el pasado jueves bajo el título de Make America Great Again! Welcome Celebration Concert. La celebración fue un verdadero preludio de lo que será la administración de Trump y lo que veremos en los próximos cuatro años.

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El evento ciertamente no le hizo mucho honor a su título ni al concepto principal de la plataforma política de Trump. No fue para nada un great concert. De hecho, tanto el nombre del evento como el tono del discurso de Trump durante la ceremonia muestran la falta de capital político del nuevo presidente. Frases en pasado como “Todos nos cansamos de ver lo que estaba sucediendo” dieron la impresión de que estábamos en presencia de un rally de campaña en vez de un discurso inaugural presidencial.  

Donald Trump, el hombre que durante 18 meses de campaña protagonizó superlativos y exageraciones de todo tipo, el candidato que instauró adjetivos como huge, great, amazing y very rich en la retórica política del país y el protagonista del reality show dedicado a cultivar estrellas mediáticas, Celebrity Apprentice, ha sido incapaz de reclutar suficientes estrellas y brindarle al pueblo norteamericano y al mundo un show a la altura del momento. El concierto fue huge, pero un huge disaster. Comparado con la inauguración de Obama hace 8 años, este concierto es un bajón de presión total.

Antecedido por un mar de titulares en los medios donde muchas figuras del entretenimiento decían no a participar o se retractaron luego de decir sí, los organizadores del evento apenas pudieron armar un espectáculo pálido, aburrido y que dejó mucho que desear, como una probadita de lo que será Trump como presidente.

Probablemente el acto más esperado del programa fue 3 Doors Down, una banda de rock alternativo que vio pasar su cuarto de hora hace más de 10 años y que apenas tiene 3 canciones realmente populares:  Kryptonite, Love Me When I'm Gone y Here Without You. Las primeras dos fueron divertidas y bien interpretadas. La otra, sin embargo, estuvo bastante aburrida y con un abismo tremendo entre la emoción del vocalista y la falta de instrumentación de la pieza, como es usual en las interpretaciones en vivo de esta banda. Buen intento de reverdecer laureles, pero con el tinte de cabello del cantante y la reputación de haber cantado para Trump, el futuro de esta banda se ve aún más deprimente.

John Voight fue el único actor famoso de Hollywood que participó en el concierto, pero no le hizo mucho bien ni trajo mucha pompa al evento. Sus interpretaciones en el cine, sin llegar ser un gran actor dramático, transmiten mucha más emoción que sus comentarios sobre Trump y su presentación del cantante Sam Moore. El ex integrante del famoso dúo de soul Sam & Dave hizo una interpretación magistral del clasico America, the Beautiful. La pieza tuvo la solemnidad adecuada, pero dentro de ese contexto rodeada por performances de poco voltaje, la actuación de Moore no logró infundir mucho entusiasmo tampoco. Quizás dentro de un programa más vibrante habría dado un toque de elegancia más impresionante.

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Los demás actos se montaron sobre introducciones bastante trumpianas que intentaron crear más expectativas que la propia sustancia que traían a la mesa. Así fue el caso del conocido cantante de música country Toby Keith, quien fue presentado como “Uno de los cantantes más populares de la historia”. Vaya usted a saber en qué parámetros se basó semejante afirmación. Por lo único que Keith ha sido bastante popular en los últimos tiempos es por sus comentarios racistas.

Pero una de las presentaciones más interesantes fue la de DJ Ravidrums. El ex percusionista de la banda de progressive metal Crimson Glory batió un set de tambores muy llamativo mientras los nombres de los 50 estados se deslizaban por múltiples pantallas gigantes. Pero lo más interesante fueron sus palabras. El músico hizo una interjección diciendo: “Llegó el momento. Nos hemos unido. Somos mejor cuando estamos unidos.” Realmente no sé a quién se refería cuando dijo eso. Ni la multitud asistente ni el propio roster de artistas (amén de Sam Moore y de él mismo) representan una unión nacional, ni una unión de fuerzas.

De hecho, el país se encuentra profundamente dividido política e ideológicamente. Trump está enfrentando una férrea crítica y oposición del congreso para confirmar algunos de los funcionarios designados por él. Mientras él asume la presidencia, se desarrollan marchas multitudinarias de repudio en decenas de ciudades a lo largo y ancho del país. Trump ganó las elecciones sin obtener la mayoría del voto popular y goza de niveles de popularidad bastante bajos para una iniciación presidencial. Nada de lo anterior indica que el país está unido.

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Los pobres integrantes de The Piano Guys trataron de causar la mejor impresión posible. Pero una cosa es hacer vídeos de covers de canciones populares en YouTube y otra muy distinta es tocar en un evento de este nivel transmitido en vivo para todo el mundo. El tamaño del escenario (no solo el físico) se devoró a estos youtubers, por más cool que fuera su música.

Hasta la magnifica U.S. Army Band se vio fuera de lugar. Se trata de una celebración supuestamente para el pueblo que debe ser puro alboroto, alegría y rock and roll. Claro que siendo Trump el nuevo jefe del ejército, este acto le vino como anillo al dedo para llenar los espacios vacíos. Pero solo lograron mantener el tono tenue del ensombrecido espectáculo.  

Trump asegura que haber escogido el Lincoln Memorial para el concierto fue una idea muy original. Pero estoy seguro que a Abraham Lincoln le habría gustado mucho más presenciar el concierto inaugural de Obama en el 2009. Es imposible aburrirse con figuras como Beyoncé, U2, Bruce Springsteen, Usher, Shakira y Stevie Wonder. Nada… que si Lincoln se hubiera levantado de la tumba durante el concierto inaugural de Trump, se habría muerto otra vez, pero de aburrimiento.

Ni sus propios guardaespaldas pudieron resistir un espectaculo tan aburrido, capaz de propinarle una siesta a un paciente con Síndrome de Deficit de Atención. La prueba es este meme que se ha hecho viral en las redes sociales.