Pese a décadas de estudio nadie sabe con seguridad qué causa el autismo, pero gracias al desarrollo de diferentes terapias, quienes están dentro de este espectro pueden alcanzar su máximo potencial.
Trasplantes fecales podrían ser la clave para mejorar la vida de personas autistas, ¿pero cómo es eso posible?


Un grupo de investigación científica cree que el tratamiento del autismo no necesariamente debe ser neurológico y expone que el tipo de bacterias que están en el intestino de los pacientes puede tener que ver con la severidad de sus síntomas.
Para probar esta teoría, el personal de investigación realizó trasplantes fecales a un grupo de niños y niñas diagnosticadas con autismo y determinaron que mostraban mejoras en su salud y comportamiento, abriendo paso a un nuevo tipo de tratamiento y quizá una causa para esta condición.
¿Puede un trasplante fecal mejorar la vida de niños con autismo?
Aunque suene asqueroso, los trasplantes fecales son utilizados cada vez con más frecuencia en la medicina, siendo una forma de dotar a las personas con una flora intestinal saludable que sea capaz de atacar virus y bacterias dañinas.
Un equipo de investigación científica de la Universidad de Arizona, Estados Unidos, notó que un porcentaje importante de los niños y niñas del espectro autista tenía algún problema gastrointestinal, por lo que creen que lo estomacal y neurológico podría estar relacionado.
Para probar su teoría trabajaron con un grupo de 18 niños y niñas diagnosticadas con autismo de diferente severidad y que también presentaban problemas intestinales. La idea era restaurar su flora intestinal utilizando la de una persona completamente sana.
Los niños y niñas de entre 7 y 16 años recibieron trasplantes fecales, primero se les dio un tratamiento para «borrar» su flora intestinal y luego se les alimentó con un batido bebible que, entre otras cosas, contenía materia fecal seca y tratada previamente en forma de polvo que estaba libre de enfermedades, proceso que se repitió durante dos meses.
Los niños y niñas que habían sido evaluados antes de los trasplantes y dos meses después de recibirlos, mostraron un 80 % de mejoras en sus problemas gastrointestinales y, en promedio, un 25 % de disminución de síntomas relacionados con el desempeño cognitivo, la interacción social y los comportamientos repetitivos.
Autismo, ¿un problema bacterial?
A partir de su experiencia con la primera etapa de este estudio en que niñas y niños diagnosticados con autismo recibieron trasplantes fecales que contenían más de mil clases de bacterias buenas que están presentes en los intestinos humanos sanos, el equipo pudo sacar algunas conclusiones.
Se cree que niñas y niños autistas presentan un déficit de bacterias claves y que esto podría tener que ver con los comportamientos que suelen ser típicos de personas en el espectro autista o quizá las molestias gastrointestinales que suelen sufrir influyen en la severidad de sus síntomas neurológicos.
Si bien este primer ensayo con la llamada terapia microbiota fue exitoso la cantidad de participantes es demasiado acotada para sacar más conclusiones, el equipo cree haber encontrado un camino que podría dar con un tratamiento eficaz para dar una mejor vida a niños y niñas del espectro autista.
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