¡Coronas para todos! En cierto modo, todos somos descendientes de la realeza, afirma Adam Rutherford, en su libro Una breve historia de todos los que vivieron. En esencia, nuestra historia es una especie de telaraña a través de la que todos estamos unidos.
Todos somos descendientes de la realeza, según la ciencia

La historia de nuestra historia
Rutherford hace referencia a nuestras familias: todos tenemos 4 abuelos, que también tuvieron 4 abuelos, que también tuvieron 4 abuelos. Basta con hacerse a la idea de cómo crece ese número potencialmente para darnos cuenta de la cantidad de variables que tenemos en nosotros mismos.
Pero, lo más curioso, es cómo, retrocediendo hacia el pasado, casi todos nosotros tendríamos antepasados en común. Probablemente, una de las abuelas de nuestra lista esté relacionada con la familia de otra persona que conozcamos, como si de una inmensa red de conexiones se tratara.
En esa linea, la realeza no se queda fuera. Es más que probable que, en esa red de nuestros ancestros, tengamos algún tipo de parentesco con ellos, aunque sea un parentesco antiguo poco directo. En cierto modo, eso también nos hace parte de la familia real.

Pero no de una única realeza
Rutherford indica que, en el caso de que lleváramos la investigación hacia atrás hasta las últimas consecuencias, encontraríamos que tenemos cierta relación con casi todas las realezas del mundo, desde Carlomagno hasta Genghis Khan. En América Latina, incluso tendríamos relación con la familia de los monarcas de las tribus precolombinas.
Rutherford dice que, mientras más retrocedemos en el tiempo, más posibilidades existen de que las lineas o las redes se centren en una cantidad acotada de personas. La afirmación parece tener sentido, teniendo en cuenta que la población ha ido creciendo con el tiempo. En ese caso, las conexiones no harían más que fortalecerse.
La otra conclusión interesante que puede hacerse es acerca de los verdaderos niveles de realeza. De la misma forma que nosotros, la realeza no tiene ancestros de una sola rama de un árbol, sino de la red de conexiones. En ese caso, la realeza no es puramente realeza, del mismo modo que el resto de las personas no somos completamente ajenos a ella.
Entonces, todos formamos parte de la realeza. Si tan solo todos fuéramos mas conscientes de ello, las fuentes de discriminación como el racismo o la xenofobia no existirían, debido a la naturaleza absurda de las afirmaciones en las que se basan. ¿Cómo puedes discriminar a otra persona por su ascendencia o sus orígenes cuando estamos todos conectados?
- Lectura recomendada: «Las personas de ojos azules son descendientes de un mismo individuo».









