The Handmaid's Tale , la novela de Margaret Atwood y ahora una exitosísima serie de Hulu, resonó mucho este año. En medio de los movimientos en contra del acoso sexual y las protestas feministas en todo el mundo, la historia de las mujeres oprimidas parece un presagio de un futuro cercano más que una distopía (para los pesimistas).
The Handmaid's Tale no es ficción: 7 hechos de la serie que sucedieron en la vida real

Sin embargo, muchos de los eventos relatados en la novela no son invenciones de Atwood. De hecho, la escritora canadiense se desafió a incluir solo hechos que hubieran ocurrido en la realidad. El resultado es una historia escalofriante sobre un país teocrático, Gilead, en donde las mujeres fértiles son esclavizadas y obligadas a tener los hijos de los patriarcas de la sociedad.
Inspiración bíblica

La «ceremonia» es uno de los momentos más impactantes de la historia. Se trata de una tradición de Gilead, por la que las criadas deben colocarse entre las piernas de las esposas, mientras los patriarcas mantienen relaciones sexuales con las criadas.
Resulta que hay un antecedente de esta práctica y se encuentra en la Biblia. En Génesis, Raquel, esposa de Jacob, estaba celosa de su hermana porque había tenido hijos mientras que ella era estéril, por lo que decidió que su sierva debía tener el hijo de su marido.
Saber a ciencia cierta si lo que está en el Antiguo Testamento es un hecho histórico es muy difícil, pero no cambia el hecho de que en el pasado las mujeres solo importaban por su capacidad de tener hijos y las que estaban esclavizadas no tenían autonomía sobre sus propios cuerpos.
Mutilación genital femenina
Otra escena intensa sucede cuando a Ofglen (interpretada por Alexis Bledel), la amiga de la protagonista, es capturada por ser lesbiana y sometida a una cirugía espeluznante, pero más común de lo que creemos: la mutilación genital femenina.
Esa práctica consiste en, como lo sugiere su nombre, alterar los genitales femeninos para extraer el clítoris y, a veces, los labios de la vagina. Según la Organización Mundial de la Salud, más de 200 millones de niñas y mujeres que viven en la actualidad han sido sometidas a esta práctica que es común en más de 30 países de África, Medio Oriente y Asia.
Mujeres esclavizadas
La serie muestra como el país se va degradando paulatinamente. Pasa de ser una sociedad moderna a una dictadura teocrática de a poco, que conlleva la erosión de los derechos a las mujeres que terminan convirtiéndose en esclavas. Entre otras medidas, les cancelan sus tarjetas de crédito y pierden sus trabajos, pero esto no solo sucede en la ficción.
En Arabia Saudita las mujeres aún no tienen el derecho de tener una cuenta bancaria y no pueden trabajar sin el permiso de un hombre de sus familias. Al menos, en 2017 ganaron el derecho de manejar.
Nuestra propia Serena Joy
La serie está llena de personajes complejos, pero ninguno tan frustrante como el de Serena Joy, la esposa del comandante Fred, un hombre de cargo alto en el gobierno y patriarca en la casa donde vive la protagonista. La razón por la que es tan molesta es porque es una mujer que utiliza su gran plataforma para promulgar una agenda que va en contra de los derechos de las mujeres. Habla de que «el lugar de una mujer» es en el hogar y ayudó a darle forma a una sociedad que, en definitiva, oprime a las personas como ella.
Pero Serena no existe solo en la ficción. Phyllis Schlafly fue una política estadounidense que, en la década de los 60, se definió como antifeminista e incluso se posicionó en contra de la Enmienda de Igualdad de Derechos, una enmienda a la Constitución que hubiera prohibido la discriminación por razón de sexo. En 1967, su retórica se volvió en su contra cuando intentó postularse como Presidente de la Federación Nacional de Mujeres Republicanas y perdió porque los votantes creían que, como tenía seis hijos, no podía dedicarse a la política.
Lapidaciones y muertes «por honor»
Cuando una criada hace algo «incorrecto» es castigada de forma brutal: con piedras. Las lapidaciones no son parte de una práctica medieval que Atwood recuperó para su novela, sino que es una forma de ejecución que se sigue practicando o es legal en 15 países.
La obligación a tener bebés
Las criadas son necesarias porque las tasas de natalidad en Gilead están por los suelos; entonces, todas las mujeres fértiles están obligadas a tener hijos. Esto tampoco es ficción. En 1966, el Presidente de Rumania, Nicolae Ceaușescu, desesperado por aumentar la población de su país, prohibió el acceso a los anticonceptivos y ordenó a las mujeres adultas a tener al menos cinco hijos cada una.
Para hacerlo, la policía secreta se instaló en los hospitales, las mujeres debían someterse a controles ginecológicos cada mes, la educación sexual en las escuelas se centraba en los beneficios de la maternidad y las personas sin hijos tenían que pagar impuestos adicionales. Eso funcionó, la población creció, pero por un precio muy alto: Rumania tuvo la mortalidad infantil más grande de Europa y miles de niños fueron abandonados por padres que no podían criarlos.
De brujas y puritanos

Si bien Atwood tomó como inspiración el auge de la derecha cristiana en Estados Unidos durante los años 70, otra fuente muy importante para su obra se encuentra años antes de eso: en el siglo XVII. Gilead está muy inspirado por los puritanos que llegaron a América y su estricta religión, que incluía un miedo irracional a las mujeres que acusaban de brujería.
Una de ellas fue Mary Webster, una mujer que puede ser una pariente lejana de la novelista, acusada de brujería por ser una mujer que vivía sola y que no era muy sociable en su comunidad. Las personas de su pueblo la atraparon y ahorcaron, pero ella sobrevivió y se ganó el sobrenombre « half-hanged Mary» («Mary medio colgada», en español).
« The Handmaid's Tale está dedicado a Mary Webster porque es un ejemplo de una mujer acusada injustamente», explicó Atwood en una entrevista con PRI, «pero también es un símbolo de esperanza porque no pudieron matarla. Ella lo superó».






