Tateh Lehbib Breica, el refugiado que construye casas con botellas de plástico

Tateh Lehbib Breica es un refugiado saharaui que vive en un campamento en Tinduf, Argelia. Concretamente, en el campo de refugiados Awserd, uno de los 5 campamentos en torno a Tindouf en el que viven refugiados saharauis desde hace más de 40 años.

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En 1975, miles de personas saharauis, grupo indígena del Sahara Occidental, fueron desplazadas a Argelia durante la guerra. Muchos han permanecido allí y se han convertido en una de las poblaciones que ha permanecido más tiempo como refugiados.

Haciendo frente al clima

Pero para los refugiados de Tinduf el clima desértico es un gran problema. Tormentas, fuertes lluvias y altas temperaturas causan daños a los hogares de refugiados, que son carpas o hechas de ladrillo de adobe y son muy frágiles. Las inundaciones de 2015 y 2016 destruyeron 9 mil hogares y el 60 % de los campamentos.

Breica nació en una casa de ladrillos con el techo hecho de hojas de zinc. Él y su familia tuvieron que soportar las altas temperaturas, las lluvias y las tormentas de arena, como muchos otros refugiados.

Frente a esta preocupante realidad, Breica inició un proyecto para que los hogares fueran más durables. Y lo está haciendo de una forma sustentable: utilizando botellas de plástico.

Este material permite crear una estructura más duradera que el adobe y así no destruirse frente a las fuertes lluvias. Y las construye de forma circular, para que sean aerodinámicos y puedan resistir tormentas.

Mailaminin Saleh es uno de los refugiados que se benefició de esta iniciativa. Vivía en una casa hecha de ladrillo de barro y fue destruida por las inundaciones, lo que lo llevó a vivir en una carpa. Ahora tiene una casa más fuerte y eficiente, y puede vivir más tranquilo.

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Más hogares y más sustentabilidad

Breica comenzó su proyecto en 2016, construyendo un hogar con botellas de plástico para su abuela. Quería darle una vivienda digna y, tras estudiar energías renovables en la universidad gracias a una beca, lo logró.

Su idea fue seleccionada por el Organismo de las Naciones Unidas para los Refugiados. Se le brindó fondos y, desde entonces, ha trabajado con la organización para construir otras 25 casas a través de 5 campamentos en la zona.

Para construir cada casa utilizó alrededor de unas 6 mil botellas de plástico encontradas alrededor de los campamentos y vertederos circundantes. Las botellas se llenan de arena y paja, se apilan en forma circular para luego ser recubiertas con cemento y piedra caliza.

Este proyecto no solo logra mejorar las viviendas ante el clima, sino que también ayuda a abordar otro tema importante que es el de los residuos plásticos que suelen arrojarse a la basura.

Más del 80% de las botellas de plástico reciclables terminan en vertederos cada año. Y el plástico tarda cientos de años en descomponerse; incluso muchos científicos estiman que no se logra descomponer completamente.

El proyecto de Breica no es el primero que utiliza botellas para construir casas, ya se ha hecho en Ecuador y en Argentina. La industria de las casas plásticas propone una solución para brindarles un hogar sustentable a las personas que lo necesitan. Una gran idea, ¿no crees?