Viajar en el tiempo no es una tarea sencilla. No obstante, existen formas de hacerlo, al menos según Stephen Hawking. Necesitas una de estas 3 cosas. Y saber cómo usarlas, claro.
Stephen Hawking: las tres formas de viajar en el tiempo

1. Agujeros de gusano

Mientras más avanza la ciencia, más teorías desarrollamos sobre los famosos agujeros de gusano. En pocas palabras, la idea es que, mediante mecanismos cuánticos, un punto del espacio-tiempo se conecta a otro. Es decir: si tuviéramos uno, tendríamos un túnel instantáneo entre dos puntos distantes.
Hawking señala la existencia de la « espuma cuántica», billones de billones de veces menor a un centímetro, en donde habitan partículas infinitamente más pequeñas y también los agujeros de gusano, que «se forman, desaparecen y se reforman constantemente».
No obstante, ese ínfimo tamaño no es apto para los humanos. En todo caso, habría que agrandarlos billones de veces hasta que pudiéramos ir, a través de ellos, a la otra entrada del túnel, a cientos, miles o millones de años de distancia. «Tal vez los dinosaurios presencien el arribo de una nave», sentencia Hawking.
2. Agujeros negros

Justo en el centro de la Vía Láctea, a 26 000 años luz de la Tierra, existe un enorme agujero negro llamado Sagitario A*. Este es el cuerpo más pesado de nuestra galaxia, «con la masa de más de 4 millones de soles centrados en un solo punto a causa de su misma gravedad». Para Hawking, este enorme agujero, del cual ni la luz puede escapar, es una máquina del tiempo natural a la que podríamos acceder al futuro.
Básicamente, «cuanto más te acercas al agujero negro, más fuerte es la gravedad», indica el astrofísico. «Un agujero negro como este tiene un efecto dramático en el tiempo, ralentizándolo mucho más que cualquier otra cosa en la galaxia». Es decir que, si una nave orbitara en torno a él, percibiría al tiempo mucho más lento de como lo percibiríamos en la Tierra.
Ahora imagina que eres uno de los tripulantes de la nave. Estás 8 años en la nave, dando vueltas en los bordes del agujero negro, hasta que vuelves a la Tierra. Pero, en la Tierra, no pasaron 8 años sino 16. Técnicamente, estás en el futuro. ¿La parte mala? Volver hacia atrás, con este método, no sería posible, además de que no tenemos formas (por ahora) de ir hasta Sagitario A*.
3. Moverse asombrosamente rápido

Para Hawking, esta es «nuestra última y mejor esperanza de construir una máquina en tiempo real». Para entender esto, basta con imaginar una especie de tren moviéndose alrededor de la Tierra a la velocidad de la luz. Para ello, el tren debería dar la vuelta alrededor de la Tierra a un ritmo de 7 veces por segundo.
Con el tren moviéndose a esa asombrosa velocidad, la vida de quienes estén dentro irá mucho más lenta. Y, al momento de salir, se encontrarían con el futuro. Mientras para ellos habría pasado solamente 1 semana, para el resto de la Tierra habrían transcurrido 100 años. De forma sencilla, están en el futuro.
¿La parte mala? Hasta ahora, tales velocidades no se han alcanzado. Hacer un tren que se mueva a esa velocidad es un enorme desafío (en la actualidad, inalcanzable).
No obstante, tenemos una famosa herramienta en la frontera de Francia y Suiza llamada Gran Colisionador de Hadrones. En ella, existen diminutas partículas moviéndose al 99,99 % de la velocidad de la luz. Técnicamente, se están moviendo hacia el futuro. ¿Seremos los humanos, en el futuro, quienes se muevan hacia el futuro?
Para ello, la forma más factible, dice Hawking, es crear una enorme máquina que se mueva a través del espacio. La máquina tardaría quizás 10 años en alcanzar la velocidad de la luz, pero en ese punto, 1 día dentro de ella sería equivalente a 1 año en la Tierra.
En ese momento, «nuestra nave realmente volaría hacia el futuro», afirma Hawking, seríamos «verdaderos viajeros a través de la cuarta dimensión».
- Lectura recomendada: «¿Pueden las ondas gravitacionales ser el punto de acceso a nuevas dimensiones?».









