La música es el lenguaje universal. Tiene el poder de unir personas a través de las fronteras al derribar incluso las barreras del lenguaje. Este tipo de declaraciones suenan muy bonitas y utópicas, pero dejan de serlo cuando la música es utilizada para darle fuerza al odio, en este caso, al racismo.
Spotify se unió a la lucha contra el racismo y abrió el debate sobre la libertad de expresión

En respuesta a los recientes hechos violentos en Charlottesville, Virginia, la sociedad estadounidense se ha manifestado en busca de una solución que proteja la integridad de las personas de los ataques racistas. Además de exigirle una respuesta a las autoridades correspondientes, cada ciudadano es capaz de tomar acciones desde su trinchera para evitar que se siga propagando la intolerancia.
Las empresas también pueden entrarle al cambio y Spotify lo sabe. En estos días el popular servicio de música se puso la camiseta en contra del racismo y quitó de su catálogo a varios grupos musicales que cantaban sobre la supremacía de la raza blanca.

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Spotify llevó a cabo esta estrategia sin ignorar las posibles consecuencias negativas. Porque si anunciaban en redes sociales algo tipo: "Vamos a borrar a tal, tal y tal banda porque son racistas" es probable que sucediera una de dos (o las dos): le daban publicidad gratis a los grupos o los convertían en el blanco de las críticas.
Ninguno de esos resultados sería congruente con dar un mensaje de paz, por lo cual Spotify se limitó a bajar dichas bandas de su plataforma y a crear una lista de reproducción que enaltece la unión entre los estadounidenses.
Our Patriotic Passion playlist is a soundtrack to an America worth fighting for. https://t.co/6KU4Slx55c
— Spotify (@Spotify) August 16, 2017
En una entrevista con Billboard, un vocero de Spotify comentó que, aunque los músicos y las disqueras son los responsables en primer grado de divulgar contenido que incite a la violencia, Spotify toma de manera inmediata las acciones necesarias cuando se les informa que esta clase de canciones andan circulando en su app.
El debate que resurge después de esta medida es definir cuál es el límite entre una ofensa y la libertad de expresión, sobre todo en un campo tan subjetivo como lo es la música y el arte. Por otra parte, cada país está legislado de diferente manera, así que los temas legales en un lugar, pueden ser ilegales en otro.
Who are you to determine what constitutes violence, hatred, or anything in between?Let people have their choice of music and stay out of it
— you'd like to know (@Fossill321) August 17, 2017
"¿Quién eres tú para determinar qué representa violencia, odio o cualquier cosa en medio de eso? Deja que la gente escoja su música y no te metas".
Thank You Spotify for standing up for racial equality and taking a stand against hate. I just subscribed to your service. Thank you.
— ☪Saladin☣Amir (@Tagworm) August 17, 2017
"Gracias, Spotify, por defender la equidad racial y tomar una postura en contra del odio. Me acabo de suscribir a tu servicio. Gracias".
La principal diferencia entre la libertad de expresión y un discurso de odio radica en la discriminación. Porque existe una diferencia muy grande entre tener una opinión acerca de alguien y quitarle la vida a ese alguien por tus creencias. La Comisión Nacional para Prevenir y Eliminar la Discriminación la define como "toda distinción, exclusión, restricción o preferencia que, por acción u omisión, con intención o sin ella, no sea objetiva, racional ni proporcional y tenga por objeto o resultado obstaculizar, restringir, impedir, menoscabar o anular el reconocimiento, goce o ejercicio de los derechos humanos y libertades".
Hay que subrayar con todos los colores de marcatextos del mundo la parte de "objetiva y racional".
¿Tú qué opinas?







