Existen muchos factores sociales y neurológicos que han dado lugar al fenómeno que hoy llamamos religión. Sin embargo, uno de los más pertinentes que han descubierto científicos e investigadores son las alucinaciones.
¿Son las alucinaciones el origen de todas las religiones?

La capacidad humana para tener visiones, escuchar voces o recordar eventos que nunca ocurrieron están presentes en nuestro « hardware» neuroquímico. Preguntémonos entonces, ¿ son las alucinaciones el origen de todas las religiones?
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¿Cómo pueden dar pie las alucinaciones a la religión?

El neurólogo Oliver Sacks es uno de los más avezados investigadores en el tema de la alucinación. Según el científico, la epilepsia es uno de los términos más pensados en ser origen de religiones.
Incluso Hipócrates la consideraba como « enfermedad sagrada». El ataque repentino fue considerado durante siglos como prueba de contacto divino.
Sacks continúa diciendo que el cerebro humano odia los cuentos narrativos incompletos. El mensaje «psicodélico» recibido durante una alucinación es desordenado y confuso. De ahí que la idea de una entidad metafísica que nos habla sea una explicación que nuestra mente es capaz de aceptar.

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De hecho, el mismo Oliver Sacks experimentó con diferentes drogras como el cannabis, la mescalina o el LSD descubriendo que el cerebro era incluso capaz de viajar a diferentes y nuevas dimensiones.
A lo largo de sus experimentos, Sacks, usándose a sí mismo como conejillo de Indias, descubrió que su propio cerebro creaba realidades inventadas, como una mañana de domingo en la que creyó que su familia iría a visitarle e incluso preparó comida para ellos.

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Sacks se sorprendió de las reacciones de su cerebro, aunque en realidad las anormalidades neurológicas como voces y sonidos eran producto de la neurquímica.
Sin embargo, él estaba preparado para entenderlo. Cualquier otra persona sin el entrenamiento adecuado pensaría fácilmente que lo que escucha son en realidad carros de los dioses:
- Parece ser que los humanos tenemos una predisposición natural a creer que nuestras mentes están separadas en dos procesos, el neurológico y el fisiológico.
- El estado más natural de nuestro cerebro es la mente errante. No obstante, usar el modo mental ejecutivo y focalizar la atención exige más «combustible» en forma de glucosa.
- Así el tema, si nos caza el estado errante con la guardia baja, la metafísica es una buena explicación para lo que ocurre en realidad en nuestro cerebro.

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Es más, todavía hoy, con un conocimiento neurológico bastante amplio, retenemos actitudes juveniles en nuestro cerebro que nos negamos a rechazar.
Millones de personas creen en ángeles y fantasmas. Sin embargo, nuestra imaginación es el producto de la mente errante, no de algo real.
Con el combustible de milenios de apariciones que solo existieron el mente del testigo, nuestro ancestros escribieron una vasta literatura, cuentos épicos inspirados en visiones de dioses y demonios.
No obstante, tratar esas situaciones singulares como algo real ha creado más problemas de los que en realidad ha solventado. Es decir, la religión.
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