Los resultados de un estudio sobre los gatos parece indicar que su presencia en nuestras casas puede detener la variación de un gen relacionado al asma.
Según estudio científico, la solución más adorable para prevenir el asma tiene bigotes

¡Miau! La solución más adorable para el asma

La realización de este nuevo estudio se llevó adelante en 377 niños, para descubrir si era cierto aquel mito acerca de que la exposición temprana a los animales nos produce asma.
Los especialistas comentan que, después de haber estado expuestos a gatos durante su niñez, se detectó una tasa menor de asma en los niños estudiados.
No obstante, el resultado no parece replicarse en torno a otros animales como los perros, quienes también fueron tomados en cuenta para el estudio. Hasta ahora, el beneficio solo está asociado a los gatos.
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La genética humana podría ser la explicación

La explicación que usaron los miembros de la investigación tiene que ver un un gen humano llamado rs7216389 TT, que teóricamente está asociado al riesgo de padecer asma. La investigación parece revelar que, ante la presencia de los gatos en la edad temprana, este gen se apaga o se desactiva.
Por otra parte, este genotipo está asociado también al desarrollo de enfermedades como bronquitis o neumonía, lo que sugiere, según los expertos, que estas enfermedades son susceptibles a los cambios derivados de la presencia de los gatos.
«La interacción observada entre el gen y el entorno sugiere un papel de la exposición temprana, especialmente a los gatos, en atenuar el riesgo de asma infantil, neumonía y bronquitis en sujetos genéticamente susceptibles», indica el equipo en las conclusiones del estudio.
Los especialistas señalan que, en el estudio, 1 de cada 3 niños contaba con este gen en particular, una proporción que probablemente se repite en las poblaciones generales. Básicamente, las personas con este gen son las que se verían beneficiadas de la presencia de los gatos.

Hasta ahora, no existe confirmación sobre por qué esto sucede, aunque la teoría más fuerte parece ser aquella acerca de los gérmenes o virus que los gatos portan.
Probablemente, la exposición temprana es la que hace que el gen en cuestión se desactive. La presencia de esos gérmenes no sería solamente la clave, sino la forma en la que interactúan con nuestro organismo, un factor que todavía no terminamos de saber cómo funciona.
«Si podemos explicar estos mecanismos, se abren oportunidades para aislarlos y protegernos contra las enfermedades», indicó Jakob Stokholm, uno de los investigadores involucrados.
Los especialistas descartan la posibilidad de que suceda lo mismo con los perros debido a que, ante la presencia de los canes, no hubo variación en el gen.
En la actualidad, el asma es una enfermedad que realmente se encuentra extendida en la población y afecta a cientos de millones de personas.
En estos momentos, se estima que casi 300 millones de personas sufren de asma en el mundo, aunque se espera que la cifra aumente casi al doble en los próximos 50 años.
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