Escribió cartas para sus hijas. Se las dio a un conocido para que se las entregara a su familia cuando la noticia de su muerte llegara a Estados Unidos. Se despidió de su esposa sabiendo que, probablemente, nunca más la volvería a ver. Tuvo una última cena con ellas. Y se subió al helicóptero que lo iba a llevar a él y a todo un equipo del ejército a la casa donde, supuestamente, vivía Osama bin Laden.
Se despidió de su familia porque creyó que, en vez de matar a Osama bin Laden, él iba a morir

El terrorista que ideó el atentado a las Torres Gemelas fue perseguido durante diez años y nadie logró matarlo. Sino todo lo contrario: muchas muertes ocurrieron durante su persecución. Pero Robert O'Neill junto al ejército estadounidense tenían una información muy importante: e l lugar donde residía Osama bin Laden, sus cuatro mujeres y sus 17 hijos.
El objetivo era claro: matar a Osama bin Laden sin matar a personas inocentes. Pero, ¿era posible? ¿Iban a salir con vida? Creían que no… aunque el destino les tenía preparado una sorpresa.
Lo que vivió ese día

Años después de asesinado el terrorista más buscado y temido de todos, quien efectuó los dos disparos que le quitaron la vida decidió dar a conocer sus memorias sobre ese momento.
Entraron al hogar. Una casa de tres plantas donde había mucha gente. «Estamos acá, estamos en la casa de bin Laden», pensó. « Es genial, pero es probable que no sobrevivamos. Esto es histórico, voy a disfrutarlo», explicó O'Neill.
El equipo se encontró con uno de los hijos del terrorista. Gritó llamando a su padre. En ese entonces, O'Neill estaba caminando cerca de una habitación. Escuchó un «¿qué?» de bin Laden respondiéndole al hijo. Esas fueron sus últimas palabras.
«Osama bin Laden estaba a los pies de la cama. Más alto y delgado de lo que esperaba, con menos barba y más canoso», contó. El terrorista estaba junto a una de sus esposas usándola como escudo. Si el soldado no disparaba, seguramente se iba a inmolar y matar a todos los que estaban en el hogar: desde soldados hasta el propio terrorista. Pero O'Neill fue más rápido y le disparó dos veces.

Su mente quedó en blanco y no supo cómo reaccionar. De pronto, otro soldado fue hasta la habitación y le dijo: «Acabas de matar a Osama bin Laden». En la vuelta en helicóptero, comprendió lo que había sucedido, lo que él había hecho. Lo primero que hizo fue conseguir las cartas y triturarlas, no quería que llegaran a manos de sus hijas. Él estaba vivo e iba a disfrutar de su familia.






