El miércoles pasado en la plaza frente al Congreso más de 200.000 personas salimos a visibilizar la violencia contra las mujeres y a gritar que no queremos ni una mujer muerta más en manos de varones violentos.
Salimos a gritar #NiUnaMenos, ¿y ahora qué?
Pero eso no fue todo. La movilización se extendió en todas las provincias argentinas y hasta formaron parte Uruguay y Chile, donde miles de personas se congregaron frente a plazas, escuelas y municipios. El grito se escuchó en todo el mundo y fuimos tapa de cientos de diarios en todos los idiomas, con decenas de notas escritas sobre el tema e infinidad de posteos en redes sociales.
La movilización #NiUnaMenos fue conmovedora. Emocionó a miles y reunió a muchxs, pero eso no fue lo único importante: miles de mujeres oprimidas a diario por la violencia machista ahora sienten que pueden luchar por sí mismas, que hay alguien que va a escucharlas y, sobre todo, que ya no están solas.
Ya no estamos solas
Ahora empieza la mejor parte: empezar a ver cambios y formar parte de ellos. La movilización no puede quedar sólo en las plazas. Ahora hay que movilizar discursos, prácticas, políticas, miradas. Por lo pronto, sólo un día después de haber gritado juntxs #NiUnaMenos, el número telefónico 144 que otorga asistencia a víctimas de la violencia de género pasó de recibir 1500 consultas a 13.700 en sólo 24 horas. Por su parte, la Vicepresidenta de la Corte Suprema de Justicia de la Argentina, Elena Highton de Nolasco, comunicó que reunirá esfuerzos para confeccionar un registro de femicidios de la Justicia, uno de los puntos que pedíamos que se implementara cuanto antes.
Y esto recién empieza. La movilización del #NiUnaMenos tiene que ser pensada como el punto de partida de una serie de cambios que debemos hacer en pos de una sociedad igualitaria; una sociedad que luche todos los días para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres.
Pero el cambio se genera desde todos los espacios. Critiquemos y dejemos de consumir los medios de comunicación que subestiman a las mujeres o nos ponen en el mismo lugar de objetos de siempre. Señalemos a quienes en el trabajo, en la escuela, en la universidad o en la calle nos critican por cómo nos vestimos, qué decimos o cómo pensamos. Luchemos por solidarizarnos con otras mujeres, por escuchar sus historias y hacerles saber que no están solas. Difundamos las formas de acudir a la justicia y los espacios de asistencia y contención para las víctimas de violencia. Estemos alertas. Usemos nuestro Radar Feminista para pensar dos veces lo que leemos, miramos, expresamos y comunicamos.
El machismo se ataca con todas nuestras herramientas. No dejemos que se baje la espuma, esto es un trabajo diario, de lucha y compromiso constantes. Hagamos que nuestro grito se escuche cada vez más fuerte. No queremos una sociedad que nos subestima. No queremos más violencia por ser mujeres. No queremos tener miedo de salir a la calle. No queremos medios que no nos representan. No queremos tener parejas violentas. No queremos #NiUnaMenos.
No te pierdas: Por qué gritamos #NiUnaMenos
Estudié Comunicación en la Universidad de Buenos Aires y me posgradué en Comunicación y Género. Publiqué dos libros de ficción y trabajo como redactora y consultora en comunicación. Soy feminista y creo que los medios pueden cambiar el mundo.