Renunció Sean Spicer, el secretario de prensa de la Casa Blanca

Sean Spicer, secretario de prensa de la Casa Blanca y director de comunicaciones de la presidencia de Donald Trump, ha renunciado a su cargo después de poco más de medio año, seis meses que, para él, probablemente se sintieron como seis décadas.

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El anuncio fue realizado en la mañana de este viernes y las razones oficiales que se han citado para la decisión de Spicer se vinculan a la designación de un nuevo director de comunicaciones de la Casa Blanca por parte de Trump.

Según informa el New York Times, Spicer estuvo «fuertemente en desacuerdo» con la decisión de Trump de nombrar a Anthony Scaramucci, un emprendedor y financiero neoyorquino, como el nuevo director de comunicaciones, y le dijo al presidente que creía que esta designación era un gran error.

Después de esto renunció, pese a que Donald Trump le pidió que siguiera siendo el secretario de prensa de la Casa Blanca.

Esta designación también fue resistida por el jefe de personal de la Casa Blanca, Reince Priebus, que consideró que Scaramucci no cuenta con la experiencia política ni organizativa necesaria para ser el director de comunicaciones, pero Trump posiblemente ve con gran simpatía a este financista que, desde su programa Wall Street Week en la TV por cable estadounidense, y como corresponsal de Fox News, ha sido un gran defensor de la administración Trump.

¿Un desenlace inevitable?

Imagen Getty Images

Sean Spicer, que fue director de comunicación del Comité Nacional Republicano entre 2011 y 2017, y jefe estratégico del mismo desde 2015, había sido durante el gobierno de Donald Trump uno de los principales rostros visibles de la administración, y carne de cañón en la encarnizada batalla que Donald Trump estableció con la prensa.

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Obligado por su rol a tratar de defender, justificar o explicar las dudosas, polémicas o llanamente mentirosas afirmaciones del presidente, se vio inmerso en una extenuante tarea, y frecuentemente ridiculizado, desde el mismísimo primer día en que se desempeñó en este rol, cuando tuvo que respaldar las afirmaciones de Trump de que su inauguración como presidente había sido la más concurrida de la historia, cosa que Spicer repitió pese a que fotografías que se viralizaron en la red dejaban como evidentemente falsa. La asesora de Trump, Kellyanne Conway, intervino en favor de Spicer en aquel momento, lo que no hizo más que empeorar la situación por lo ridículo de su defensa, diciendo que Spicer presentó «hechos alternativos» a los de la prensa.

No queda del todo claro si Spicer actuaba enteramente bajo órdenes de Donald Trump al hundirse cada vez más en el espiral de mentiras iniciado por éste, o si era su propia iniciativa, pero su estilo se caracterizó por ser bastante combativo con la prensa y los grandes medios, a los que siguiendo la línea del gobierno, acusó insistentemente de mentirosos y manipuladores, de «fake news».

Otro caso notorio en el que Spicer hizo el ridículo en conferencia de prensa fue cuando debió explicar una serie de tweets de Trump que acusaban a Obama de pinchar sus teléfonos durante la campaña.

Trump lanzó displiscentemente los tweets acusadores sin ninguna clase de fundamento ni pruebas, y Spicer tuvo que hacer malabares para explicarlos.

Poco después, también por un mensaje de Trump en Twitter, Spicer fue el  encargado de explicar el inexplicable término «covfefe» sugiriendo que tenía un misterioso significado que «solamente el presidente y un pequeño grupo de personas conoce».

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Esta serie de acontecimientos, y su actitud en las conferencias de prensa que oscilaba entre el enojo, los nervios y la confusión, le valieron a Spicer convertirse en una parodia de Saturday Night Live, interpretado por Melissa McCarthy, un personaje que terminó siendo muy popular en el show y apareció después en varias oportunidades.

Con todo esto, en retrospectiva, su renuncia suena sin dudas como un desenlace lógico y esperable.

Aunque eso no evitó que se continuara con la costumbre de hacer chistes a sus expensas: