Desde el cierre de Megaupload por parte del FBI, muchos servicios de alojamiento de archivos buscaron la manera de evadir los argumentos que los llevara a correr una suerte similar. Incluso el miedo hizo que muchos de ellos desaparecieran o prohibieran compartir los archivos con el público en general dejando que sólo el usuario que creo la cuenta pudiera descargarlos.
Rapidshare limita las descargas para desalentar la piratería


Uno de los servidores que se habían mantenido al margen de tomar medidas extremas al respecto (salvo limitar un poco la velocidad de descarga) fue Rapidshare. Incluso un fallo judicial de la corte alemana declaró legal el servicio con la condición de monitorear el material que se alojaba. Pero repentinamente, justo cuando se anuncia el regreso de Megaupload, con otro nombre claro, el 27 de noviembre Rapidshare comenzó a aplicar limitaciones para todos los usuarios.
Primeras medidas
Las limitaciones que comenzaron a aplicarse el 27 de noviembre afectan tanto a los usuarios que usan el servicio gratuitamente como a los que pagan un abono: en ambos casos se impone un máximo en la tasa de transferencia diaria. Si, leyeron bien: sólo se permite una tasa de descarga de 1 GB para los usuarios gratuitos y de 30 GB para los usuarios premium.
Los directivos de Rapidshare creen que de esta manera lograran minimizar las posibilidades de compartir material con copyright, ya que si un archivo que se comparte públicamente resulta muy popular y su descarga ocasiona que la tasa de transferencia llegue a su límite, automáticamente se inhabilita y para el día siguiente es borrado dándole un ciclo de vida efectivo.
Otra medida que acompaña la limitación de transferencia es el levantamiento de aquella que reducía la velocidad de descarga. Esto resulta lógico si concluimos que a mayor velocidad de descarga, el límite de transferencia se alcanzará más rápido.

Otras medidas
Un poco más sorpresivo resultó ser que haya decidido adoptar un modelo de servicio que se asemeja al de Dropbox, abandonando el simple alojamiento de archivos. Con este cambio, Rapidshare cede a las presiones de la industria de material con copyright para sencillamente ofrecer un espacio en la nube para sus usuarios. Espacio que para cualquier usuario, sin importar cual sea el tipo de cuenta que posea, es realmente ilimitado.
Este detalle puede resultar un elemento tentador para quienes acostumbran a guardar sus archivos de trabajo en la nube, pero quienes utilicen cuentas gratuitas en Rapidshare a partir de ahora se verán obligados a mantener una actividad regular ya que pasados los 90 días de inactividad perderán tanto la cuenta como los archivos allí alojados.

Hecha la ley, ¿hecha la trampa?
Una de las funciones que poseen las cuentas tanto gratuitas como premium es la llamada FolderShare. Con esta función el usuario puede configurar contactos con otros usuarios de Rapidshare y así compartir archivos evadiendo la restricción de la tasa de transferencia diaria.
A primera vista pareciera ser una forma de burlar la medida antipiratería de Rapidshare, pero sus directivos ya tienen planeada una estricta vigilancia sobre las posibles creaciones de cuentas falsas o la formación de grupos que realicen una rotación de archivos. Así que, en definitiva, Rapidshare es una puerta más que se cierra para quienes no desean pagar copyright.









