¿Se acuerdan cuando el Chavo del 8 usaba sus antenitas de vinil para detectar presencia enemiga? Eso mismo vamos a hacer en esta columna con nuestro Radar Feminista.
Radar Feminista: Una herramienta para detectar el sexismo cotidiano


Tener las antenitas de vinil prendidas nos va a ayudar a mirar de nuevo aquellas cosas a las que ya estamos acostumbradas, a preguntarnos por qué casi todas las películas que miramos cuentan historias de varones, por qué las imágenes de la mayoría de los diarios nos muestran cuerpos de mujeres que no tenemos y por qué casi todas las publicidades le hablan a un tipo de mujer que no somos.
¿Por qué además el radar es “feminista”? Porque el feminismo nos permite analizar las cosas desde otra perspectiva. Nos ayuda a ponernos unos lentes nuevos con los que mirar la realidad y revisar cómo la desigualdad de género nos afecta y qué podemos hacer para cambiarla.
Al revés de lo que muchas personas piensan, el feminismo -o los feminismos, porque no hay uno solo- no tienen nada que ver con detestar el color rosa, odiar a los varones o prender fuego el corpiño (eso es un mito y en realidad nunca pasó, aunque no nos vendría mal liberarnos del corpiño algunos días por semana).
Yo, por ejemplo, me casé con el hombre que amo vistiendo un saquito rosa chicle y tengo teñido el pelo de violeta y, como explica Roxane Gay en su libro de ensayos “Bad Feminist”, eso no me vuelve menos feminista. Al contrario, ser feminista es también apoyar las decisiones que toman otras mujeres aunque una misma no fuera a tomarlas. El quid de la cuestión es justamente que el feminismo existe para que podamos tomarlas, y para que además podamos hacerlo conscientemente.
Ser feminista es creer que mujeres y varones deben contar con las mismas condiciones de acceso a oportunidades, que deben ganar lo mismo por hacer el mismo trabajo, que deben ser capaces de caminar por la calle sin sentir miedo, que sus historias deben ser igual de importantes, valiosas y dignas de ser contadas. Si vos también creés esto, entonces sos feminista, no hay más vueltas que darle.
El feminismo también me enseñó que lo que tengo para decir es importante. No soy perfecta, soy humana; cometo errores todos los días y no tengo todas las respuestas. Pero intento impactar a los demás con lo que escribo, miro, consumo y pienso sin dejar de amar las cosas que me gustan o reírme con mis amigas de cualquier pavada, porque eso también forma parte de lo que soy.
Por eso todos los días intento tener el radar feminista prendido, para detectar de qué maneras imperceptibles los discursos que me rodean dicen que las mujeres no somos valiosas, inteligentes, poderosas o capaces de hacer lo que queremos o nos gusta y, en el camino, tratar de hacer algo para cambiarlo. No es fácil pero vale la pena, y es mucho mejor si lo hacemos juntas.
Bienvenidas –y bienvenidos, claro- al Radar Feminista, un espacio que cree fervientemente que los medios de comunicación pueden cambiar el mundo, y que la cultura y la manera en la que la consumimos pueden hacer una gran diferencia hacia la igualdad de género.
Las y los espero acá todos los viernes con un artículo nuevo.
Estudié Comunicación en la Universidad de Buenos Aires y me posgradué en Comunicación y Género. Publiqué dos libros de ficción y trabajo como redactora y consultora en comunicación. Soy feminista y creo que los medios pueden cambiar el mundo.






