Alemania le está pidiendo a sus ciudadanos que guarden alimentos y agua, en caso de un ataque terrorista. Esto es, en otras palabras, prepararse para una situación grave que posiblemente prevenga que la gente pueda salir de sus casas. Como esos bunkers de los cincuenta (en Estados Unidos) cuando se temía una inevitable guerra nuclear.
¿Qué pasa en Alemania que la gente está guardando provisiones?

La amenaza terrorista es absolutamente real y preocupante, no cabe la menor duda. Así que es comprensible, hasta justificado, implementar medidas de protección. Estados Unidos y Europa, particularmente Europa Occidental, son los más preocupados por estas amenazas constantes.
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A pesar de que las principales víctimas del terrorismo son los países del Medio Oriente, donde también nacen las amenazas mayores, donde se crean los grupos como el Talibán y el autodenominado Estado Islámico. Países como Irak, Afganistán, Nigeria, Pakistán o Siria, que además tiene su propia guerra interna.
Por eso hemos visto un inédito flujo de refugiados en el último año. Personas que buscan escapar de la miseria y horrores de la violencia, para comenzar una mejor esperanza de vida. Lamentablemente esta gente se ha encontrado con resistencia.
También es comprensible, porque aunque sea en menor constancia Occidente sí es un claro objetivo del terrorismo, principalmente porque saben que estos ataques son los que hacen titulares y conmueven al mundo, gracias en gran medida al lenguaje racial de los medios masivos.
Pero la realidad no deja de existir, particularmente para países de alto perfil como Estados Unidos, Francia, Reino Unido o Alemania. De hecho, Francia se ha visto brutalmente sacudido por un acoso violento de grupos terroristas. Algunas veces planificado por los focos principales, como ISIS, otras por los llamados "lobos solitarios", como el asesino de la masacre del club Pulse en Orlando, o el del atentado en Niza.
Alemania vivió un reciente día de terror cuando un ciudadano adolescente alemán de ascendencia árabe asesinó a nueve personas en un centro comercial de Múnich a disparos. Pero en contraste, Alemania es uno de los países más seguros de cara al terrorismo.
Y sin embargo, el gobierno ha creado un plan de prevención que casi raya en lo paranoico. Naturalmente los países tienen planes de contingencia, en caso de alguna emergencia, pero por lo general esos planes no involucran tan activamente a la sociedad civil.
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En el caso de Alemania casi es recomendable, teniendo en cuenta su historial bélico. Recientemente han hecho una especie de makeover al conocido como " concepto de defensa civil", que se implementó durante los años de la Guerra Fría. De manera que ahora, en lugar de plantear lo que los ciudadanos y el gobierno deben hacer si un tanque ruso navega por las calles de Alemania, se replantea en caso de desastres naturales, emboscadas cibernéticas o un ataque terrorista con armas químicas.
" Existe un rango de objetivos para susceptibles al ataque en nuestro país y eso requiere cierto rango de reparación", explicó el ministro del interior alemán, Thomas de Maizière. Las autoridades aseguran que esta reforma del plan de seguridad no es en respuesta a las recientes alarmas por terrorismo, que se acentuaron en julio con un bombardero suicida y el tiroteo en Múnich.
Pero es difícil que la población no lo perciba así. Especialmente con el lenguaje internacional mediático de pánico general. El peligro del sensacionalismo es que, por más ventas que consiga, también genera una situación de caos, que es en esencia lo que todo gobierno debería buscar evitar.
Alemania, como casi el 100% de la sociedad occidental, están aterrada ante la posibilidad de que el terrorismo se extienda y plante en nuestras casas. Así que si el gobierno te pide que te prepares almacenando municiones y estés listo para asistir al ejército en las calles, es de esperarse que la gente esté aún más en vilo.
Pero la realidad es que se trata de un ejercicio de reforma comisionado en 2012, que llevó varios años de estudios, ensayo y error, ajustes para encontrar la medida más adecuada, que casualmente terminó en un momento de alta tensión. Porque el plan de contingencia alemán no se actualizaba desde 1995, una época marcada por una distensión política y de seguridad, como consecuencia del fin de la propia Guerra Fría.
Tomando en cuenta los avances tecnológicos, que impulsan amenazas cibernéticas, el calentamiento global, que hace impredecible el ya impredecible estado de la naturaleza, y sí, el terrorismo está particularmente activo, es lógico que se adapten los planes de seguridad de los países a la situación actual, que evolucionen con la sociedad.
Pero para esto hay que moderar un poco el lenguaje mediático. El sensacionalismo y la especulación que tantos clicks generan y que tanta audiencia atraen, terminan por provocar un estado de constante pánico que se traduce en caos.
Y en ese sentido cuando los medios nos están bombardeando con la posibilidad inminentes ataques, cuestionando las intenciones de todo aquel que parezca tener algún tipo de rasgo árabe, y al mismo tiempo el gobierno te pide que compres suficientes provisiones, pues es difícil mantener la calma.






