Aunque sea imperceptible a la vista humana, alrededor de los electrodomésticos, dispositivos o equipos eléctricos se va formando una costra compuesta de finísimas hebras de metal que, al cabo de los años, acaba por interferir en su funcionamiento, y esto ocurre con cualquier objeto, desde un marcapasos hasta un satélite.
¿Por qué se forman costras de metal en los electrodomésticos?

Hasta ahora no se sabía por qué se forman estas costras metálicas, pero recientemente la ciencia parece tener una nueva teoría que vale la pena conocer. Ojo Curioso te la presenta.
Las hebras de metal y las costras metálicas

Las costras que se forman alrededor de los equipos eléctricos están formadas de hebras metálicas de apenas un milímetro, aunque algunas pueden alcanzar los diez milímetros de longitud. Fueron descubiertas durante la Segunda Guerra Mundial pues desestabilizaron la radio de los aviones bélicos.
Crecían en superficies de estaño, cadmio y zinc, y si se trataba de equipos eléctricos, las costras podían hacer contacto con otros componentes y cortocircuitar el aparato. Su tamaño es más delgado que el de un cabello humano, pero han sido responsables de muchos fallos eléctricos.
Desde que se descubrieron las costras metálicas, se ha tratado de buscar las causas que las producen. Se creía, pues, que la tensión al interior del metal hacía que se desprendieran estas hebras finísimas de dichos elementos. Una nueva teoría propone que las hebras no nacen directamente de la tensión metálica, sino del campo eléctrico que se genera alrededor del metal. Esta tensión crea parches de cargas eléctricas negativas y positivas, las que generan campos eléctricos.
Como al interior de estos espacios hay fragmentos muy pequeños de metal con igual carga, estos –siguiendo las leyes de la física– son repelidos hacia afuera en forma de agujillas.
- Ver también: Características del estaño
Predicciones de la nueva teoría y sus insuficiencias

La nueva teoría de las hebras de metal permite predecir que si en una superficie brotan costras, estas primero crecerán lentamente y luego de un mes lo harán a gran velocidad. En la práctica se verifica que el fenómeno discurre como plantea el modelo. También se predice que si hay algún factor influyendo en la superficie, desde mucha tensión hasta contaminantes externos, el crecimiento será mayor. Una vez más la realidad corrobora la teoría.
La nueva teoría no permite explicar aún algunos detalles. Por ejemplo, por qué brotan costras en algunos metales y en otros no. O cómo se produciría el fenómeno en granos de metal aislados, no en grandes superficies.
Pero, como ocurre siempre en la ciencia, las investigaciones requieren tiempo para alcanzar conclusiones definitivas. Una vez se superen estas deficiencias, los científicos pretenden encontrar un modo de neutralizar el crecimiento de las costras metálicas, probablemente apelando a la nanotecnología.
Por qué se forman estas costras de metal en los equipos eléctricos es una interrogante que no debe tardar mucho en resolverse, de manera que podamos evitar que se afecte todo el andamiaje eléctrico que, para nuestro bien, soporta la vida moderna.









