Cuando hablamos de infanticidio la primera reacción que surge en nuestras mentes es de rechazo. La idea de un ser fuerte deshaciéndose de una criatura apenas nacida y débil resulta demasiado horrible como para considerarla.
Por qué es útil el infanticidio en el reino animal

Sin embargo, aunque parezca aborrecible desde los cánones humanos, en el reino animal este tipo de conducta sucede con más frecuencia de la que imaginamos y tiene, como todo en los sistemas ecológicos, una función específica. Veamos entonces qué es y por qué es útil el infanticidio en el reino animal.
Qué es el infanticidio
El infanticidio animal no es más que la eliminación de las crías jóvenes por un adulto maduro de la misma especie. Cuando un padre mata a su propia descendencia se denomina infanticidio filial.
El comportamiento se extiende entre animales acuáticos hasta llegar a los de vida terrestre y puede ser practicado por ambos, machos y hembras. En el caso de las aves se destruyen los huevos y el fenómeno es llamado ovicidio.

Función del infanticidio
Los científicos consideran que el infanticidio es un poderoso mecanismo para asegurar la supervivencia animal. Y aunque suene cruel que una madre se deshaga de un hijo o un adulto de una débil cría, lo cierto es que para muchas especies la mayor amenaza de extinción proviene precisamente de su propia descendencia.
El infanticidio sería entonces la manera más eficaz de garantizar que solo sobrevivan los más aptos, aquellos que podrán superar todos los retos del hostil medio ambiente y sobrevivir. Es por ello que se manifiesta en tal variedad de especies, desde los mamíferos, pasando por peces e insectos y hasta los anfibios.
Los beneficios de semejante conducta para los individuos infanticidas son varios:
- Incremento de oportunidades de reproducción.
- Mayor acceso a recursos limitados.
- Ganancias nutricionales directas.
- Prevención de una paternidad poco exitosa.
- Refuerzo del dominio sobre el grupo.
Mom_baby_1.jpg
Formas de infanticidio en la naturaleza
Machos
El fenómeno de infanticidio se manifiesta de distintas maneras en el reino animal. Lo más frecuente es que sea perpetrado por machos adultos. Los pequeños suelen ser protegidos por sus padres, por lo que la defensa de los machos juega, a su vez, un rol fundamental para garantizar la supervivencia infantil.
Al interior de las manadas, o distintos grupos sociales del reino animal, se desarrolla una batalla por hacerse con el control. Los machos dominantes procuran derrocar a los padres y, cuando esto sucede, toman el liderazgo, poniendo a los pequeños en riesgo de ser eliminados, pues lógicamente los nuevos jefes tienen solo un objetivo: hacer su propia descendencia con las madres.
Entre los leones ocurre un fenómeno muy interesante: es precisamente el infanticidio perpetrado por el nuevo macho alfa lo que agiliza la fertilidad de las leonas, aumentando las posibilidades de que este animal tenga sus propias crías. Por otra parte, si el felino dominante no se deshace de los cachorros ajenos, lo más probable es que este al crecer sea un enemigo poderoso.

Hembras
Menos frecuente, pero igual de necesario, es el infanticidio perpetrado por las hembras. Estas se deshacen con facilidad de los hijos ajenos. Por ejemplo, las ratas se comen las crías de otras madres y luego se apoderan de sus nidos para emplearlos en su progenie.
Parece ser que el infanticidio aumenta el éxito reproductivo de un animal, puesto que se reduce el riesgo de competencia para su descendencia. Los escarabajos hembras matan las larvas de sus rivales antes de que sus propios hijos nazcan para garantizar su supervivencia.
Se ha encontrado también que en muchas especies, las madres tienen estrategias para reducir riesgos. Las hembras de los primates utilizan la confusión paterna, o sea, se aparean con diversos machos de modo que no se sabe de quién es la cría y se reducen las probabilidades de que se cometa un infanticidio. Este estaría asociado directamente entonces a las posibilidades de un animal de engendrar nueva descendencia.

Todos estos mecanismos parecen desalmados, vistos desde la óptica humana; sin embargo, son estrategias adaptativas con un basamento lógico indisputable: apuntan hacia la supervivencia de los grupos animales, antes que a la de los individuos aislados, lo cual, a juzgar por la antigüedad de la naturaleza, resulta sin dudas eficiente.









