¿Por qué decir malas palabras es beneficioso para las personas?

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Hay personas que no pueden evitar decir groserías cuando hablan. Otros tienen mayor control antes de lanzar malas palabras ya que es visto como algo negativo. Sin embargo, científicos creen que este tipo de lenguaje tendría beneficios.

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El libro Swearing is Good for You: The Amazing Science of Bad Language analiza diversas investigaciones científicas sobre los beneficios de decir malas palabras, que van desde lo social a lo físico. Son suficientes argumentos para convencer a tu abuela a que no te rete al soltar groserías.

Los beneficios sociales de decir malas palabras

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La autora del libro, Emma Byrne, señala que añadir un par de malas palabras al hablar en público ayuda a causar impacto, además de hacernos más creíbles y cercanos al resto. 

Psicólogos norteamericanos experimentaron con 88 voluntarios a los que se les mostró en privado una de tres versiones de un discurso casi idéntico sobre los costos de la tuición universitaria. La única diferencia entre los textos era que uno estaba libre de groserías, otro incluía alguna al inicio y el tercero, una mala palabra al medio.

Los participantes que vieron los discursos con malas palabras calificaron al orador como más intenso, pero no menos creíble. Además, tendían a estar más de acuerdo con la idea expuesta, lo que se daba en menor magnitud en la versión libre de groserías.

Byrne cree que usar malas palabras de forma deliberada es estratégicamente beneficioso a la hora de generar cercanía con quienes escuchan a una persona. En este sentido, las groserías perfectamente podrían calificarse como un recurso retórico.

Los resultados se aplican a palabrotas que no son extremadamente groseras y que tampoco inundan el mensaje, sino solo son un complemento para dar énfasis a lo que se dice y como tal deben utilizarse de forma cuidada, sin excesos.

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Decir groserías puede disminuir el dolor

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Si te golpeas el dedo pequeño del pie contra la puerta cuando estás sin zapatos seguro lanzarás un par de groserías. Muchos te dirían que esos insultos al aire no te ayudan en nada, pero científicos comprobaron que decir groserías contribuye a disminuir el dolor.

En experimentos realizados con 67 voluntarios, se les pidió que sumergieran sus manos en agua congelada hasta que no soportaran más el dolor, lo que luego repitieron una segunda vez. La diferencia entre ambas ocasiones es que en una podian decir groserías mientras que en la otra solo podían expresar su disconformidad con palabras neutras.

Los investigadores notaron que cuando los voluntarios metieron sus manos en agua gélida y lanzaron groserías hasta que ya no aguantaron más, el tiempo en que soportaron el dolor y la incomodidad fue un 50% mayor que cuando solo podrían decir palabras neutras.

¿Pueden las groserías disminuir el dolor? Los expertos explican que el dolor no es algo solo biológico sino también psicológico. Por eso, la forma en que lo enfrentamos y percibimos depende mucho de la circunstancia. En el caso de las groserías, se observó un efecto emocional sobre el cerebro que ayuda a concentrarse en otras cosas, lo que incrementa la tolerancia al dolor.

El decir malas palabras puede ser beneficioso. Lo importante es hacerlo de manera estratégica y sin excesos, aprovechando esas groserías que aprendiste a temprana edad para el beneficio social y de tu propia salud, así lo dice la ciencia.