Pese a los rumores: no, Donald Trump no puede poner a sus hijos en el gabinete

La transición que está llevando el equipo de Donald Trump para suceder a la administración de Barack Obama se ha convertido ahora en el centro de las preocupaciones y las críticas, un proceso que ha sido algo atípico al igual que el presidente electo, y que hasta ahora tuvo un gesto de conciliación con las cúpulas del partido republicano y una confirmación de las peores sospechas de sus opositores.

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Parte del proceso de transición consiste en nombrar a los miembros de su gabinete, que luego deben ser ratificados por el senado de Estados Unidos.

Hasta el momento solo han habido rumores y especulaciones acerca de los posibles candidatos para el equipo de gobierno de Donald Trump, excepto por uno.

Otro racista

Este viernes, el equipo de transición anunció que el senador conservador de Alabama Jeff Sessions es el candidato propuesto por Trump para fiscal general de su gobierno.

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Esta designación evidencia que Trump no tiene ningún interés en desalentar las críticas o cambiar la imagen de racista que dio frecuentemente durante su campaña.

Jeff Sessions es un senador con una postura de extrema derecha y especialmente anti inmigratoria.

Para empeorar las cosas, cabe puntualizar que Sessions había sido propuesto como juez federal en 1986 por la administración de Ronald Reagan, pero el senado rechazó la designación por comentarios racistas del candidato.

Eso lo convirtió en el segundo candidato en ser rechazado por el senado en 50 años. Ahora, 30 años después, tiene la oportunidad y el honor de ser el primero en ser rechazado por el senado en dos ocasiones.

Esta designación entonces no es un buen augurio y no da demasiada confianza de cara a las futuras designaciones del gabinete de Trump.

La familia Trump al gobierno

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Otro de los rumores que se ha expandido es el de la posibilidad de que Donald Trump nombre a sus hijos como miembros del gabinete.

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Actualmente, sus tres hijos mayores, Donald Trump Jr., Ivanka Trump y Eric Trump forman parte del equipo de transición, al igual que  Jared Kushner, el esposo de Ivanka (y actualmente propietario del New York Observer).

Según algunos reportes, se está considerando a Donald Trump Jr. como posible director del Departamento del Interior del gobierno, ministerio que gestiona las tierras de propiedad federal.

Ivanka Trump, por su parte, que hoy llamó la atención de la prensa al estar presente (y su esposo también) en la primera reunión oficial de Donald Trump como presidente electo con un líder extranjero, el primer ministro japonés Shinzo Abe, se menciona como candidata a secretaria del gabinete.

En un tono mitad de broma, Donald Trump se refirió a esto en una entrevista hace un tiempo:

“Hay muchas elecciones posibles para candidatas a la secretaría del gabinete. Puedo decirte sí lo que todo el mundo me dice: ‘Tienes que poner a Ivanka, tienes que poner a Ivanka’. Bueno, ella es alguien muy popular y le ha ido muy bien.”

También se ha rumoreado la posibilidad de que Jared Kushner ocupe un puesto importante en la Casa Blanca.

Hay, sin embargo, una ley específica que previene exactamente que esto ocurra.

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Anti-nepotismo

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Se llama ley anti-nepotismo y fue aprobada en 1967, presumiblemente originada por John F. Kennedy y su designación de su hermano Robert Kennedy como fiscal general.

Prohíbe que cualquier persona en en un cargo público, incluyendo el presidente, nombre, promueva, emplee o proponga a un familiar para cualquier cargo o posición dentro de su agencia o cualquier organismo bajo su control o jurisdicción.

Algunos expertos consideran que la aplicación de esta ley en este caso es inconstitucional, argumentando que el único proceso previsto para prevenir irregularidades en las designaciones del presidente es la ratificación o no del senado.

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Como suele suceder, hay en la ley un vacío que permite pequeñas trampas: Trump podría nombrar a sus hijos o a su yerno como líderes de diferentes equipos que no formen legalmente parte de una agencia u organismo específico.

Eso ya se ha hecho antes. ¿Quién lo hizo? Nada menos que Bill Clinton, quien en 1993 nombró a su esposa Hillary Clinton, en ese entonces Primera Dama, como líder de un equipo coordinador de la reforma en el sistema de salud.

Un grupo lobista en aquel momento presentó una denuncia, pero una corte federal de Washington sentenció que los Clinton no estaban violando la ley anti-nepotismo, ya que no aplica para la Casa Blanca y la oficina ejecutiva del presidente.

Irónicamente, los Clinton sentaron un precedente legal que ahora beneficiaría las intenciones de Donald Trump.