Permanecer a pesar de todo: cómo hizo Paraguay para mantener vivo el guaraní

En la actualidad, Paraguay es el único país americano en el que la mayoría de la población habla una lengua indígena: el guaraní. Además, es diferente a los demás debido a que su lengua no solo es usada por las poblaciones indígenas (se calcula que constituye el 5 % de la población), sino por la gran mayoría de sus habitantes (cerca de un 90 %). Incluso la clase política y los inmigrantes hablan guaraní.

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Pero ¿qué factores incidieron en que Paraguay consiguiera mantener su herencia lingüística y otros países no? Para responder esta pregunta tenemos que volver al comienzo.

Su historia 

Una de las razones fue que la conquista española no tuvo un fuerte impacto lingüístico en un primer momento (como sí lo tuvo en otras zonas). Esto fue así ya que el sistema de la encomienda, que obligaba a las poblaciones originarias a trabajar para los conquistadores, no terminó de imponerse en la región.

Por otra parte, la presencia de los jesuitas tuvo mucho que ver con la preservación del guaraní. En primer lugar, como su objetivo era evangelizar a las poblaciones, los sacerdotes aprendían esta lengua para poder abrir un puente de comunicación.

Fue un padre jesuita, Antonio Ruiz de Montoya, quien publicó en 1639 la primera gramática del guaraní, a la que tituló Tesoro de la lengua guaraní. Según él, la lengua era «tan copiosa y elegante que puede competir con la mayoría [de las lenguas]».

Pero esto fue solo el inicio. A partir de allí, diversos fenómenos políticos y sociales hicieron que el guaraní funcionase como un emblema de la identidad paraguaya y un instrumento de espionaje.

Otro posible motivo para la permanencia del guaraní es el aislamiento del país, que fue descrito por el célebre autor paraguayo Augusto Roa Bastos como «una isla rodeada de tierra».

Con la expulsión de los jesuitas en 1767, el lingüista Shaw N. Gynan calcula que cerca de 100 mil hablantes de guaraní se diseminaron por la región. Décadas más tarde, y luego de la independencia paraguaya, los hablantes del guaraní se unieron para apoyar a José Gaspar Rodríguez de Francia, un dictador que se declaró en contra de la élite hispanohablante.

Llamado Caraí Guazú por el pueblo, este tirano, entre otras medidas, le prohibió a las personas de tez blanca que se casaran entre sí, cerró las fronteras y utilizó informantes que hablaban guaraní llamados pyragues para sostener su régimen. Esto dejó, como consecuencia, a la élite europeizada en una situación precaria.

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Sin embargo, esta no sería la última vez en la que el guaraní sería utilizado para ensalzar el sentimiento nacionalista paraguayo. Por ejemplo, en la Guerra de la Triple Alianza, que diezmó al 60 % de la población, los generales incitaban a los soldados a la lucha en guaraní.

Más adelante, bajo el régimen de Alfredo Stroessner, dictador que gobernó entre 1954 y 1989, el guaraní prosperó. Hijo de un inmigrante alemán y una paraguaya guraníhablante, durante su mando acostumbró usar pyragues (informantes que hablaban guaraní). Además, recompensó a aquellos que hablaban esta lengua con tierras por su lealtad.

No obstante, el guaraní también floreció en democracia. En 1992, este idioma se instauró como lengua oficial de Paraguay y comenzó a enseñarse en las escuelas.

Desde entonces a esta fecha varias obras fueron traducidas a este idioma indígena. La lista va desde clásicos como Don Quijote a entrañables íconos de la cultura popular latinoamericana, como Mafalda.

Hoy en día en Paraguay es mucho más común que las personas hablen yopará, una mezcla de guaraní y español, que guaraní. Mientras algunos temen que esto sea un obstáculo para la supervivencia de la lengua, otros piensan que se trata de una manera de hacerla propia y mantenerla viva.

Las lenguas no son estructuras impolutas que evolucionan más allá de la intervención humana; son el resultado de procesos sociales e históricos. Desde la lingüística, se afirma que una lengua jamás desaparece por sus cualidades intrínsecas, sino por procesos de dominación sobre el pueblo que la habla.

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Los factores fueron múltiples y de diversos tipos. Sin embargo, a través de todo este devenir histórico los paraguayos lograron lo que no todas las naciones americanas fueron capaces de hacer: resistieron a siglos de dominación política y cultural. La recompensa es enorme: hasta el día de hoy mantienen viva esta lengua, su guaraní.