Nueva teoría sobre la biodiversidad de las selvas tropicales

La extraordinaria diversidad biológica de las selvas tropicales no es un secreto para nadie hoy en día. Estos ecosistemas albergan la mayor riqueza animal y vegetal en que podemos encontrar en el medio terrestre, lo cual se ha atribuido a numerosas causas que en ocasiones son motivo de contradicciones e intensos debates científicos. Ahora, una nueva teoría que atribuye esta diversidad a los patógenos acaba de darse a conocer.

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La competencia como base de la diversidad

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Una de las teorías más empleadas para explicar la rica biodiversidad de los trópicos es la ardua competencia que se establece entre las diferentes especies por los recursos naturales. Así, las especies que conviven en estos ecosistemas se especializan en explotar nichos ecológicos muy diversos, lo cual contribuiría a reducir la competencia haciendo a su vez que las especies se diferencien cada vez más unas de otras, generando con el tiempo nuevas especies, subespecies y variedades.

Todo esto se favorece, como es de esperar, por las favorables condiciones ambientales, con temperaturas estables todo del año y una humedad muy alta. Pero estas condiciones también favorecen la proliferación de los insectos y demás patógenos, los cuales podrían también jugar un papel esencial.

La importancia de los patógenos en la biodiversidad

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Según un reciente artículo publicado por la conocida revista Science, al menos en el caso de los vegetales, la descomunal variedad de especies de plantas que conviven en un área pequeña en una selva tropical no se explica correctamente con la teoría de la competencia por los recursos, ya que en un espacio tan reducido, los ambientes físicos son muy similares y estos árboles no tendrían demasiada oportunidad para encontrar diferentes nichos explotables.

Esto ha llevado a los investigadores de la Universidad de Utah y el Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales a lanzar una nueva teoría sobre la biodiversidad que otorga un papel esencial a los patógenos. Según ellos, la necesidad de defenderse de los parásitos y los herbívoros ha sido una fuerza evolutiva fundamental, ya que las plantas se han visto forzadas a desarrollar estrategias defensivas, mayormente químicas, que han sido fijadas en los genes con el tiempo, conduciendo a la generación de nuevas especies.

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A esta conclusión se ha llegado luego de que varias investigaciones demostraran que las plantas que se congregan en un espacio pequeño, presentan defensas muy sintonizadas entre sí, debido a las constantes interacciones con los insectos herbívoros que las atacan.

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Esto es contrario a lo que ocurre en los sitios de climas templados, en los cuales las plantas no tienen una presión tan fuerte de los insectos devoradores de hojas ni los patógenos internos como los gusanos y las bacterias, por lo tanto, no han tenido que desarrollar mecanismos de defensa tan sofisticados entre ellas, lo que ha impedido la diversificación de especies, y por ello, los bosques templados tendrían una menor riqueza vegetal.

Interesante teoría, ¿verdad? ¿Conoces los bosques tropicales conocidos como manglares? ¿Y los hotspots de biodiversidad del planeta?