Este martes falleció en París el filósofo Tzvetan Todorov a los 77 años.
Murió Tzvetan Todorov, el filósofo que se adelantó a explicar nuestros tiempos

Nacido en Sofía, Bulgaria, en 1939, pero nacionalizado francés luego de emigrar escapando del régimen comunista de su país, Todorov comenzó su carrera con estudios vinculados al estructuralismo y la crítica literaria, que luego se expandieron al ámbito de la filosofía y la política; su influencia se extiende hasta disciplinas como la antropología, la sociología, la semiótica, la teoría literaria, la historia del pensamiento y las teorías culturales.
Escribió decenas de libros y ensayos. Entre otras, abordó la cuestión de la felicidad humana y cómo alcanzarla el tiempos modernos, basado en ideas de Rousseau, o sobre la vida en los campos de concentración basándose en los escritos de Primo Levi.
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Como historiador, filósofo y ensayista recibió el Premio Príncipe de Asturias en 2008 y el premio de la Academia Francesa en 2011.
Todorov se adelantó notablemente a algunos de los conflictos y dilemas políticos más actuales, con gran visión y agudeza, mucho antes de la crisis de refugiados europea, del Brexit y de Donald Trump.
Estas son algunas de sus observaciones, realizadas hace 5 o 10 años:
El primer conflicto politico del siglo XXI
“El miedo a los inmigrantes, al otro, a los bárbaros, será nuestro primer gran conflicto en el siglo XXI” "El miedo a los bárbaros es lo que amenaza con convertirnos en bárbaros"
Inmigrantes
"La identidad europea se basa en la renuncia a la violencia"
"La proximidad de los otros no sólo no es ya una amenaza, sino que se convierte en una fuente de beneficios"
"El pluralismo de los orígenes y la apertura a los otros se convirtieron en la marca de Europa"
Los muros de la globalización
“Es sorprendente ver cuántos muros se están construyendo en esta llamada era de la ‘globalización’. Aunque en realidad no es ninguna paradoja. Lo que está en libre circulación en estos días son los bienes y el capital, la información visual y los mensajes electrónicos. Pero la circulación de personas está bien regulada”
El poder del lenguaje político
“En los regímenes comunistas se erosionaba el espíritu apelando sistemáticamente a usar palabras no para designar cosas, sino para ocultar su opuesto. Los líderes hablaban de igualdad y podíamos estar seguros de que se referían a proteger sus privilegios; hablar de libertad encubría la opresión, las proclamas de paz eran advertencias de actos de agresión, la defensa del bien común podía ser interpretada como la apertura de una cuenta personal en un banco suizo...”
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Nuevos totalitarismos
“Desde la caída del muro de Berlín, surgió un nuevo tipo de mesianismo que sustituyó al comunista. Ahora, los países occidentales, encabezados por Estados Unidos, hacen alianzas para guerras contra países estratégica y económicamente importantes. Ayer fue Irak, hoy Afganistán y mañana podría ser Irán. Las fuerzas occidentales se justifican a sí mismas apelando a las costumbres retrógradas de estos países (como la imposición del velo a la mujer) o en sus actitudes hostiles (lo que se llama islamofascismo) para bombardearlos, ocuparlos e imponer gobiernos leales a ellos. Es una nueva clase de totalitarismo. Otro ejemplo es la legalización de la tortura. En regímenes totalitarios la tortura era una cosa de todos los días, incluso una parte esencial de su supervivencia, pero nunca la legalizaron. Occidente debe resistir la tentación de legalizar la tortura”
Peligros totalitarios
"Uno de los principios básicos de la democracia es la limitación del poder. Si este lo burla y se convierte en algo ilimitado, la tentación totalitaria está al otro lado de la esquina. La pluralidad asegura esta limitación. En los partidos, en la prensa, en la división de poderes"
Neoliberalismo moderno
“Las formas modernas del neoliberalismo comparten algunos rasgos con el viejo comunismo, tal vez precisamente porque lucharon contra él. En cierta medida, comparte la idea de un proceso de pensamiento único, el deseo de reducir la complejidad social del mundo a una única dimensión y someterla a una única fuerza. También comparten la separación entre política y economía. Los antiguos totalitarismos priorizaban la política, y eso trajo las consabidas consecuencias de almacenes abandonados y escasez permanente. Ahora es al revés y es la autonomía política la que se ha debilitado. La globalización permite a los actores económicos sortear fácilmente las regulaciones de los gobiernos locales; al menor inconveniente, una compañía multinacional ‘relocaliza’ sus fábricas en un país más amigable. Dentro de cada país, la ideología ultraliberal no deja espacio alguno para la acción política. Este cambio es en cierto modo más profundo que el que ocasionó la Revolución Francesa. Aquella reemplazó la soberanía monárquica por la del pueblo, pero el neoliberalismo ubicó la solvencia de las fuerzas económicas, encarnadas en intereses privados, por sobre la soberanía política. Es necesario que los gobiernos y los parlamentos redireccionen sus políticas para alcanzar el bien común de sus ciudadanos”

Tzvetan Todorov en Estrasburgo, 2011
Insumisos
Su último libro, publicado en febrero de 2016, se titula Insumisos y, en él, obviamente se percibe el carácter más urgente y contemporáneo de sus inquietudes éticas y políticas.
En este ensayo, Todorov vuelve a su inquietud respecto a los regímenes totalitarios, algo que lo ha ocupado desde sus tiempos en la Bulgaria comunista, pero con un enfoque centrado en ocho personajes que se opusieron, de diversas maneras y en contextos muy diferentes, a los totalitarismos de turno. Desde Nelson Mandela y Malcolm X, hasta David Shulman y Edward Snowden.
Personas “extraordinarias” según Todorov, que pese a que sus nombres son bastante conocidos, “sus opciones éticas no han recibido toda la atención que merecen”.
En este sentido, Todorov se propone mostrar con su libro que “es posible comportarse con dignidad moral incluso en circunstancias extremas”, como estos ocho héroes (también están Etty Hillesum y Germaine Tillion, opositoras al nazismo, y los rusos Boris Pasternak y Aleksandr Solzhenitsyn).
Opone así el amor, la comprensión y la búsqueda de diálogo a la violencia y la intolerancia.
Germaine Tillion, miembro de la resistencia francesa y activista durante la Guerra de Argelia, sostenía que había que desarmar al enemigo censurando el odio y defendiendo la compasión, y esa es la visión que reivindicó Tzvetan Todorov en su último libro.
Un legado que habrá que tener en cuenta.






