Algún día iba a suceder: Michelle Obama dejará de ser primera dama. Pero nunca pensamos que iba a doler tanto. No me tiembla la voz al afirmar que fue una de las mejores, no solo por su forma de ser sino por el compromiso que asumió (muy atípico de una primera dama), cuando su pareja se convirtió en presidente de los Estados Unidos.
Michelle Obama se despidió emocionada y este es el potente mensaje que dejó para los jóvenes
Fue tanto el amor que generó en los ciudadanos estadounidenses que, llegadas las elecciones, muchos se preguntaron: ¿qué tal si Michelle se postula como presidenta de los Estados Unidos? Hasta los expertos políticos jugaron con la posibilidad de que si ella hubiera sido la candidata en vez de Hillary Clinton, el panorama hoy sería diferente. Pero eso no sucedió. Y el 20 de enero se termina su “función” como primera dama.
Michelle nos dejó grandes lecciones y su último mensaje fue grandioso, tanto que se emocionó ella y todos los que allí estaban...
El último adiós

Todo termina, también las cosas buenas. Fue así que Michelle Obama tuvo que decir adiós y lo hizo como nos tiene acostumbrados: de una manera inspiradora, potente y plena de energía.
Siempre se mostró muy interesada por la juventud, por la salud, por la educación y, sobre todo, por las diferencias: una y otra vez nos pidió que derribáramos esas diferencias, que no fuéramos prejuiciosos, que aceptáramos al otro tal y como era.
Y eso mismo fue lo que repitió en su último discurso. Este fue muy simbólico para ella: tanto se preocupó por la educación que la designaron Consejero Escolar del año y fue allí donde dijo sus últimas palabras. En sus últimos minutos, con la voz entrecortada, dijo lo siguiente:
“Mi mensaje final a los jóvenes como primera dama es sencillo. Quiero que nuestros jóvenes sepan lo importante que son. No tengan miedo. Sean determinados. Tengan esperanza. (...) Quiero que sepan que este país les pertenece. No dejen que nadie les diga que no importan o que no tienen lugar en nuestra historia”.
Y agregó una fuerte conclusión, especialmente pensando en quien se viene, Donald Trump:
“La gloriosa diversidad del país no es para nada una amenaza. Esto es lo que somos”.
Su compromiso

Michelle Obama nos enseñó a amarnos. A querernos tal y como somos. A ser auténticos. A amar al prójimo. A aceptar las diferencias. A no ser xenófobos. Para cada tema delicado que surgía en Estados Unidos, ella tenía las palabras exactas y el compromiso necesario para cambiar lo que sucedía.
Se graduó e hizo un doctorado. Trabajaba en un bufete de abogados pero tomó una decisión: pasar al sector público para proporcionar formación a jóvenes que estudiaban en ese sector. Ya desde hace muchos años se puso esa misión: ayudar e inspirar a más jóvenes. Ellos son el futuro del país y del mundo entero.
Cuando se convirtió en primera dama dejó sus trabajos para poder asumir un rol más activo junto a su pareja, Obama. Sin duda tomó una buena decisión: nunca olvidaremos su participación.
La vamos a extrañar. Pero seguramente siga presente inspirando a todos nosotros. Me gustan las personas que tienen claras sus convicciones y valores, y que luchan porque la sociedad sea mejor: esto, precisamente, fue lo que hizo Michelle Obama.
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