Los civiles sirios atrapados en los bombardeos se despiden a través de Twitter y el mundo parece estar sordo

La crisis humanitaria más seria del momento se viene desarrollando desde hace meses en Siria y no parece haber luz al final del túnel.

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El régimen de Bashar Al-Assad ha ido escalando su ofensiva contra la insurgencia secundado por los gobiernos de Rusia y Turquía. Alepo se encuentra actualmente destruida y miles de personas han muerto y continúan muriendo en los bombardeos. Se dice que el ejército está haciendo ejecuciones en las calles de Alepo cada vez que capturan a supuestos insurgentes.  

Sin embargo, las potencias mundiales brillan por su ausencia. Todo lo que occidente hace es observar el genocidio y emitir reportes en los medios que son fácilmente olvidados por sus ciudadanos con el siguiente reporte o click en internet. La Unión Europea ha puesto freno a la entrada de refugiados, mientras que Estados Unidos lo hizo desde el principio.

La actuación de Estados Unidos en el plano militar para poner fin a la masacre ha sido muy tímida. Primero enviaron unos 300 efectivos de fuerzas especiales y ahora han anunciado que enviarán otros 200. Pero con Barack Obama saliendo de la presidencia no se esperan medidas mucho más drásticas. El presidente entrante,  Donald Trump, no ofrece tampoco ninguna esperanza para el pueblo sirio. Trump ha levantado muchas sospechas acerca de su posición con respecto a Rusia ya que no es un secreto que tiene inversiones en ese país. Para poner más nubes negras sobre el tema, Trump acaba de seleccionar a Rex Tillerson como Secretary of State, un hombre que ha sido condecorado por Vladimir Putin con la Orden de la Amistad de Rusia.

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Ante la falta de respuesta humanitaria, los ciudadanos sirios han recurrido a la única herramienta que les queda: Twitter. La semana pasada, la pequeña Bana Alabed atrapó la atención de muchos alrededor del mundo cuando su casa fue reducida a escombros por las bombas y la niña decidió despedirse a través de la red social.

Ahora la situación es aún peor para los más de 200,000 que se encuentran atrapados al oriente de Alepo, la región más afectada por los ataques. Muchos comienzan a mandar sus mensajes de despedida ante la falta de esperanzas y la inmovilidad del resto del mundo. La interrogante entonces es:  ¿Hasta cuándo continuaremos observando pasivamente este desastre humanitario como si los sirios no fueran nuestros semejantes o no fueran parte del mundo en que vivimos?

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