Los bostezos pueden combatir trastornos como la epilepsia

Estás en clase de matemáticas a las 7 de la mañana. Bostezas. Tu amigo te ve y bosteza. Luego su amigo lo ve y bosteza. Y así sigue la cadena infinita. Llega a tanto que tu profesor se enoja, aunque muy en el fondo, él también terminó con ganas de bostezar.

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No es una noticia insólita que los bostezos son contagiosos. Estos actos involuntarios, según algunos teóricos, ayudan a que nuestro cerebro funcione mejor y que se los pasemos a los demás es una muestra de empatía. Ya sabes cómo son las neuronas espejo que no logran evitar relacionarse con los demás (como cuando alguien choca los dientes y ahí vas a copiarle sin pensarlo si quiera).

Lo que tal vez no todos sabíamos es que estudiar la naturaleza de los bostezos es de gran ayuda para descifrar las causas detrás de padecimientos como epilepsia, demencia, autismo y síndrome de Tourette.

Un grupo de investigadores de la Universidad de Nottingham descubrió que los bostezos contagiosos están ligados con la excitabilidad cortical de la corteza motora primaria. Usa esas palabras para apantallar a tus amigos, pero lo que eso quiere decir es que los bostezos se originan en la parte de nuestro cerebro que controla el movimiento (qué simplón suena dicho así).

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Los bostezos y la epilepsia vienen del mismo lado

Imagen Shutterstock

Mediante técnicas de estimulación no invasivas del cerebro (y al ponerles a los sujetos de experimentación un video de personas bostezando), se buscó descubrir de qué manera se conecta el contagio de bostezos con el balance de excitabilidad cortical y la inhibición fisiológica. Es decir, si nuestro cerebro se emociona mil al ver a otra persona bostezar al punto de no poder evitar copiarle.

El primer resultado fue que somos un asco a la hora de intentar no bostezar cuando vemos que alguien más lo hace. Logramos sofocarlos, pero no cancelarlos. Peor tantito, si nos dicen que no lo hagamos, más ganas nos dan de abrir la boca.

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Lo interesante de este estudio fue que, al encontrar qué parte del cerebro se encarga de las acciones de imitación involuntarias y cómo funciona, este conocimiento podría ser aplicado para comprender mejor condiciones como la epilepsia, el síndrome de Tourette y la demencia.

Ambas enfermedades se caracterizan por un aumento en la excitación del cerebro o por una baja en las inhibiciones. Es un proceso cerebral similar al que sucede cuando tu hermano bosteza y te lo pega, pero con menos repercusiones. Claro, y que la demencia no se contagia. El caso es que al saber en dónde se origina este impulso y cómo se comporta, existe la posibilidad de encontrar una cura a estos trastornos.

¿Cómo ves? ¿Creías que el contagiadero de bostezos podía ser tan útil para la ciencia?

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