Licencia por menstruación: ¿será que las mujeres latinas también la necesitamos?

Las molestias del ciclo menstrual pueden interferir con la rutina de muchas mujeres. De hecho, se estima que una de cada diez mujeres siente dolores fuertes que les impiden realizar sus tareas diarias con normalidad.

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En vistas de esta realidad, algunos países asiáticos, entre los que se encuentran Japón, Corea del Sur e Indonesia, decidieron otorgarles al menos un día de licencia por mes a aquellas mujeres que padecen dolores agudos durante su ciclo menstrual.

Los impulsores de este derecho

  • En 1947, Japón tomó la iniciativa de brindar un permiso menstrual para justificar la inasistencia.
  • En Corea del Sur, las trabajadoras doloridas han contado con un día de descanso menstrual al mes desde el 2001.
  • En Indonesia, los días concedidos por mes aumentan a dos y las mujeres cuentan con este derecho por decreto de ley.
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¡La lista crece!

Una provincia en el norte de China, Ningxia, pronto les ofrecerá a sus mujeres este beneficio. Entonces, si el dolor menstrual te impide trabajar, contarás con hasta dos días de licencia por mes.

La justificación es clara: según el gobierno, conceder este tipo de licencia mejorará las condiciones de la fuerza de trabajo.

Las nuevas disposiciones incluyen también medidas de protección para aquellas mujeres que han quedado embarazadas o acaban de dar a luz.

Ningxia no es la primera provincia china en tomar esta decisión: Shanxi, Hubei y Anhui ya lo han hecho en febrero del 2016.

No todo es color de rosas...

La realidad es distinta a como podemos imaginarla. Muchas mujeres deciden no hacer uso de este derecho, por temor a que este las haga más vulnerables al acoso sexual o para evitar mostrarse más débiles.

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Como podemos ver, esta nueva disposición ha dividido las aguas: mientras que algunas mujeres la agradecen y no dudan en beneficiarse de ella, otras la perciben como una forma solapada de discriminación.

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¿Qué hay de Latinoamérica?

Así es: siempre hay dos versiones de una misma historia y este nuevo derecho que se les está concediendo a las mujeres asiáticas no es la excepción. ¿Qué nos queda a las mujeres latinas? Para empezar, es fundamental que seamos conscientes de la situación de nuestro género alrededor del mundo. Solo esta medida nos brindará la apertura mental para cuestionar nuestra propia situación con un espíritu más crítico y para decidirnos: ¿será que nosotras también deberíamos demandar este derecho?

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