Las vitaminas son compuesto orgánicos y nutrientes vitales para nuestro organismo. Nuestro cuerpo no es capaz de sintetizar la cantidad suficiente de vitaminas y por eso debemos obtenerlas mediante la dieta.
Las vitaminas no funcionan e incluso podrían ser dañinas para la salud, explica la ciencia

Estas vitaminas las obtenemos de los alimentos y de los suplementos diseñados por las farmacéuticas específicamente para este propósito, pero la ciencia nunca ha dejado muy claro si el consumo de suplementos vitamínicos realmente es tan maravilloso como se dice. En esta ocasión analizaremos la información disponible al respecto para intentar resolver esta incógnita.
- Ver también: «Fuentes, beneficios y riesgos para la salud de las vitaminas»
El auge del consumo de vitamina C

En 1970 se publicó el bestiseller Cómo vivir más y sentirse mejor, obra de Linus Pauling, químico, bioquímico, activista pacífico, autor y educador americano. Es entonces que el consumo de la vitamina C comenzó a incrementar a una velocidad desmedida.
En su libro, Pauling explicó que este suplemento era capaz de curar el resfrío, la gripe e incluso el VIH, cuando comenzó a expandirse en los años 80. Su recomendación era consumir 18 gramos por día, lo cual supera 50 veces la dosis recomendada.
Así continuaron los titulares, atribuyendo la cualidad de tratamiento para enfermedades a diversas vitaminas que lejos están de tratar enfermedades como el cáncer, cataratas y enfermedades cardiovasculares.
Y como es lógico, las ventas de las vitaminas o suplementos multivitamínicos se dispararon.
La evidencia científica no es tan abundante

Más allá de la reputación de las vitaminas en el mundo farmacéutico, en el mundo científico parece ser un poco diferente.
A lo largo de los años, tanto la vitamina C como el resto de los suplementos vitamínicos demostraron muy pocas evidencias de su magia para tratar enfermedades. Por el contrario, se realizaron varios ensayos para determinar el efecto de las vitaminas en el cuerpo humano y muchos reportaron que los efectos eran negativos. Por ejemplo, en un ensayo realizado en fumadores, la incidencia de cáncer de pulmón incrementó en 16 % en personas que consumían suplementos de beta-caroteno en comparación con personas que no consumían.
De igual modo se realizaron estudios sobre los efectos de ácido fólico (una variedad de la vitamina B) y se reportó que el riesgo de sufrir cáncer de mama incremento en un 20 % en las mujeres que consumieron el suplemento. Los ejemplos del estilo son muchos más.
En contraparte, son pocos estudios serios los que han reportado efectos beneficiosos del consumo de suplementos con vitaminas en la salud a largo plazo.
Ahora no se sabe con total seguridad si el consumo de suplementos tiene un efecto directo sobre el desarrollo de una enfermedad, pero estos resultados indican que es mejor alejarse de estos suplementos. Lo ideal es mantener una dieta balanceada, con los nutrientes que necesitamos.
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