Quien fue vicepresidente de Estados Unidos durante ocho años (1981-1989) y presidente durante los siguientes cuatro (1989-1993) falleció el 30 de noviembre a los 94 años, 8 meses después de la muerte de su esposa, Bárbara Bush.
La paradoja de George HW Bush: un presidente terriblemente cuestionado pero muy querido

Quien fue presidente de Estados Unidos sufrió durante muchos años de la enfermedad de Parkinson. En los últimos días de vida ya ni se levantaba, según The New York Times. 13 horas antes de fallecer le dijo a James A. Baker, amigo y exsecretario de Estado, según el medio, que quería «ir al cielo». Bush falleció en su casa de Dallas.
El cuadragésimo primer presidente estadounidense fue muy cuestionado, razón por la que no llegó a ser reelecto: Bill Clinton le ganó en las elecciones. Sin embargo, con el paso del tiempo, el cariño de la sociedad hacia Bush creció considerablemente: al fin y al cabo, su presidencia no había sido tan mala. Incluso, políticos no dudaron en reconocer lo importante que fue Bush para Estados Unidos y para lograr una «“nación más amable y más suave» como explicó en su carrera por llegar al poder. Barack Obama, quien fue presidente durante ocho años, manifestó que «George HW Bush fue uno de los presidentes más infravalorados que hemos tenido».
Sus ganas de cambiarlo todo

Desde joven, Bush se interesó por la política y, tras varios intentos por acceder a esa órbita, lo consiguió. Finalmente en los 80, al perder con Ronald Reagan, fue elegido como vicepresidente acompañando a la fórmula de Reagan. Durante 8 años ocupó ese puesto y desde ese momento demostró que sus ganas de cambiar a Estados Unidos y de mejorar su calidad de vida, economía y política eran muy fuertes y auténticas.
No había quien lo discutiera: George Herbert Walker Bush estaba completamente capacitado para asumir la presidencia de un país como Estados Unidos. Su carrera como presidente y su implicancia en las políticas internacionales vaticinaban que podría fortalecer las relaciones exteriores y aportar muchísimo a su país.

Él quería que Estados Unidos fuera una «nación más amable y más suave». El mundo estaba en plena Guerra Fría y su país era una de las máximas potencias del planeta, aunque podría ser la única. Sin embargo y a pesar de sus deseos, algo falló en su presidencia convirtiéndolo en uno de los peores presidentes de este país. Pero con el tiempo, la sociedad pudo comprender que Bush no había sido tan malo en su cargo y que había hecho mucho por su nación.
Equilibrar la atención

El mundo estaba cambiando. La Guerra Fría estaba terminando. Y Estados Unidos estaba comenzando a tomar diferentes rumbos. La inestabilidad mundial provocó la inestabilidad de la nación que lideraba. Él también vaciló muchas veces y eso le valió muchísimas críticas.
Bush tomó medidas internacionales muy buenas y se ganó el aplauso de muchas personas. Lo mejor de sus 4 años como presidente fueron esas medidas. Sin embargo, su popularidad se vio afectada por lo que pasaba a nivel interno: la economía era imprevisible y vacilante, había mucha más violencia y el déficit creció considerablemente. Es decir, lo más importante para una sociedad se había descuidado. Y eso nunca se lo perdonaron.
El hecho de que el Congreso estuviera enfrentado entre republicanos y demócratas no hizo más que profundizar la crisis e impedir que pudiera hacer algo por mejorar la situación interna de Estados Unidos.

Con el paso del tiempo, el presidente número 41 de los Estados Unidos comenzó a ganarse el cariño de todos los políticos y la sociedad. A pesar de la paradoja en la que se vio implicado el resto de su vida, el del cariño y el del enojo, George HW Bush dejó un gran legado como presidente. Él quiso darle lo mejor a Estados Unidos, aunque muchas veces fracasó en el intento. Adiós, George HW Bush.






