Se trata de un reciente desarrollo que permitiría aumentar la velocidad de los drones sin necesidad de estar llamando a cada momento a la policía del tránsito.
La novedosa tecnología que permitirá evitar los choques entre drones

Drones a velocidad de tortuga
Seguramente has notado que desde hace algunos años, los coches están dotados de un medio de detección de obstáculos cuando van en reversa. Este sistema, que combina tecnologías de ultrasonido y electromagnetismo, funciona cuando el obstáculo está a unos pocos metros y es útil cuando te desplazas a baja velocidad. Evidentemente, una compañía de drones comerciales que circulen a la velocidad con la que sacas el auto de la cochera posiblemente sería un fracaso.
Una de las limitaciones que podrían tener los drones para hacer entregas comerciales masivas es la posibilidad de choques. La dificultad radica en que al no disponer, como la aviación comercial, de un sistema exterior que los oriente y les haga cambiar de rumbo, los drones dependen casi exclusivamente de ellos mismos para localizar otros drones y obstáculos en general, y evitar colisiones.
La velocidad a la que circulan los prototipos de drones comerciales es baja, aproximándose a los 10 kilómetros por hora. Si se aumentara esa velocidad, se la pasarían llenos de abolladuras porque por encima de la misma no están capacitados para detectar el obstáculo, procesar la información y evitar la colisión. Al parecer, esto está a punto de cambiar con un desarrollo de Andrew Barry, un estudiante de Inteligencia Artificial del Instituto Tecnológico de Massachusetts.
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Entonces... ¿por qué los aviones no chocan?
En cada momento del día o de la noche, hay cientos de miles de aeronaves en el aire, sin embargo, los choques entre aviones son, por fortuna, sumamente raros ¿por qué? No se debe a que los pilotos, copilotos y ayudantes de vuelo sean tipos con vistas de águila, capaces de ver a lo lejos otro avión que se aproxima, cambiando el rumbo a tiempo para evitar el choque, como solemos hacer en nuestros autos.
Por supuesto, a las tripulaciones se les exige una excelente visión y no son pocas las que han salvado sus aeronaves de una catástrofe con la única ayuda de sus propios ojos. Pero son los controladores de tierra y sus radares, a lo largo de la ruta que sigue un avión, los que alertan sobre las medidas a tomar para que la navegación sea segura.
Generalmente, las recomendaciones son de tres tipos: baja o sube la velocidad, cambia al siguiente rumbo o sube o baja hasta tal altitud. El problema con los drones es que todavía no cuentan con una infraestructura de controladores aéreos a su servicio.
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¿Un algoritmo inspirado en el murciélago?
Barry ha diseñado un algoritmo de funcionamiento autónomo, es decir, sin ayudas remotas, que permite a los drones navegar a casi 50 kilómetros por hora sin convertirse en unos avioncitos chocones. El dron con este equipamiento está en capacidad de revisar el espacio aéreo diez metros por delante y tomar las decisiones de navegación que aseguren que la pizza que llevan no terminará estrellada contra el pavimento.
Además, esperar una pizza que viene a 8 kilómetros por hora quizá te impaciente un poco. A 50 kilómetro por hora, ya es otra cosa.
Aquí te dejamos un video sobre esta novedad.
Ocasión propicia para recordar a uno de los organismos más fascinantes de la naturaleza: el murciélago, el único mamífero capaz de volar. Estos incomprendidos animales evitan choques casi in extremis valiéndose de la ecolocalización.
Emiten una onda en frecuencia de ultrasonido que choca contra el obstáculo y es devuelta al animal como un eco. Por el eco, el cerebro del murciélago calcula el tiempo que lo separa del obstáculo y ordena el cambio de rumbo justo a tiempo.
¿En el laboratorio de drones del MIT habrá un anexo para estudiar el comportamiento de los murciélagos? ¡Es probable!
Entre tanto, seguiremos a la espera de la proliferación de centros de control aéreo de drones con sus ejércitos de controladores aéreos, probablemente robots, frente a sus monitores.









