La medicina en la Edad Media: Cateterizaciones a sangre fría

La sífilis y otro tipo de enfermedades venéreas eran de lo más comunes por nuestros buenos tiempos medievales, soliendo causar bloqueos en la vejiga que volvían imposible el orinar con naturalidad. Las precauciones a tomar eran, desde luego, escasas, y las soluciones a estos problemas, desde todo punto de vista, extremadamente dolorosas.

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Entre ellas, se encontraba la preferida de los médicos más sádicos del Medioevo: el catéter. Sí, ese odioso aparato que se introduce en la uretra y que odiamos en pleno siglo XIX tiene origen medieval, y les aseguro que el odio del cual era objeto era cientos de veces mayor.

Las cateterizaciones fueron utilizadas por primera vez en el año 1300, y cuando el tubo no podía ser introducido con facilidad en la uretra del paciente, otros procedimientos se volvían necesarios. Debajo explicamos textualmente uno de ellos; la traducción es mía y no del todo exacta, pero lo suficientemente fiable al texto original como para tener una idea de qué se trataba el procedimiento.

Si hay una piedra en la vejiga del paciente, debe procederse de la siguiente manera: contar una persona fuerte sentada en un banco, sobre cuyas rodillas debe sentarse el paciente con sus piernas amarradas fuertemente a su cuello (…). El doctor debe pararse frente al paciente e insertar dos dedos de su mano derecha en el ano del mismo, presionando con su puño izquierdo sobre el pubis del paciente. Con sus dedos tomando la vejiga desde arriba, tantear todo el órgano. Si se encuentra algo duro y firme en ella, es seguro una piedra (…). Si se quiere extraerla se debe recomendar al paciente seguir una dieta suave con ayunos antes del procedimiento. Al tercer día (…) se debe localizar la piedra y colocarla en el cuello de la vejiga; allí, a la entrada, con dos dedos en el ano, insertar un instrumento y extraer la piedra.

No te preocupes, no eres el único que se está retorciendo de dolor en este momento.