La historia de Maia, una pequeña que pinta para olvidar sus dolores

En una habitación del Casmu 3 en Montevideo, Uruguay, estaba Maia con su mamá y su papá. Pero, tenían un invitado extra. Se trataba de un artista plástico de la fundación SaludArte, una organización que combina el arte y el humor para sanar los cuerpitos y los corazoncitos de los más pequeños.

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El artista plástico llegó a la habitación de Maia para ayudarla a olvidar los problemas. Pero, se encontró con una verdadera artista que, sin importar sus nanas y su mano vendada, seguía dibujando.

La alegría de pintar

Imagen Vix

Maia estaba en su camilla acostada dibujando. Mientras, su mamá y su papá la miraban obnubilados. No podían dejar de observar su sonrisa y lo feliz que era en ese momento: no había dolor, solo alegría y, sobre todo, muchos colores.  

A Maia no le gustan las fotos. Pero su mamá quería tener una de ese momento que valía oro. No importaba dónde estaban, no importaba los dolores, lo realmente importante era verla sonreír y disfrutar.

El artista plástico la motivó a seguir dibujando y pintando. Pero, lo cierto, era que Maia ya estaba pasando sus ratos en el hospital dibujando.

Imagen Vix

Su mamá no dudó en mostrar todos los dibujos que ella había hecho. Eran diferentes, pero ingeniosos, bellos y llenos de color.

Seguramente al verlos te preguntarás. ¿cómo una niña tan pequeña puede dibujar tan bien? Sí, yo también me hice la pregunta. Quizá sean sus manos, quizá sea su destino o, quizá, sean las ganas de mejorarse y estar de nuevo en casa.

El arte de sanar con el humor

Así como SaludArte asiste al Casmu para alegrarle los días a estos niños, en todo el mundo hay más artistas hospitalarios prontos para sacar una sonrisa y curar el alma y el cuerpo.

Es una experiencia enriquecedora que deja huellas en cada una de las personas que la presencian y que la viven. ¿Qué aprenden los artistas con cada una de las intervenciones? «Que la fuerza de superación del ser humano es algo que vale la pena potenciar. Es algo increíble. Las personas tenemos recursos que solo se ponen a prueba en circunstancias adversas y que, a veces, solo se necesita la calidez humana. Esta cosa de tender una mano... el valor de una caricia, el valor de una mirada, el valor de un reconocimiento del otro como semejante puede mover montañas», dijo Rasia Friedler su directora, llena de emoción por lo que logró con su fundación.

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El arte y el humor pueden cambiarle el día a una persona. El mundo necesita más artistas con esta vocación. Tú, yo y todos ellos nos necesitamos. ¿Contamos contigo?