Un programa oficial de la CIA que entró en vigencia en 2006 establece la desclasificación automática de archivos de relevancia histórica una vez que estos alcancen los 25 años de antigüedad. Desde entonces, se ha levantado el secreto oficial sobre literalmente millones de documentos.
La CIA hizo públicos casi un millón de documentos desclasificados

Existen, de todas maneras, algunos archivos que pueden ser exceptuados de la desclasificación automática.
Al mismo tiempo, desde el año 2000, presumiblemente con el afán de dar una imagen de transparencia y confiabilidad, la agencia implementó un sistema llamado CREST (siglas de CIA Records Search Tool o “herramienta de búsqueda de registros de la CIA”) que reunía los archivos desclasificados en formato electrónico y permitía realizar búsquedas en su base de datos.
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El problema era que, hasta ahora, cualquiera que quisiera acceder a esos archivos o realizar una búsqueda debía ir hasta College Park en Maryland, donde se encuentra el Archivo Nacional de los Estados Unidos, para hacer uso de este programa.
Ahora, la CIA ha hecho públicos todos esos documentos, a los que se puede acceder desde su página web.
Según datos oficiales, se trata de casi un millón de documentos, que en total suman más de 12 millones de páginas.
¿Por qué esto es importante?

En efecto, como se mencionó antes, la propia CIA a través de su cuenta de Twitter aseguró que esta es una medida apuntada a generar una imagen de transparencia:
Moving the CREST documents online highlights our commitment to increasing the accessibility of declassified records to the public.
— CIA (@CIA) January 17, 2017
“Poner los documentos de CREST online demuestra nuestro compromiso por mejorar el acceso del público a registros desclasificados”.
Los documentos se centran en toda clase de asuntos abordados por la CIA que, sobra decir, son intrigantes y delicados.
Desde algunos vinculados a los orígenes mismos de la Agencia Central de Inteligencia estadounidense (se formó como tal en 1947) y otros relativos a la Segunda Guerra Mundial, pasando por archivos sobre la Guerra Fría, la Guerra de Corea y la Guerra de Vietnam hasta programas específicos como el túnel de Berlín (un operativo conjunto entre la CIA y el Servicio Secreto británico para intervenir las comunicaciones soviéticas en su base de Berlín) o el Programa U2, que no tiene nada que ver con la banda de Bono (se trata de un avión de vigilancia, el Lockheed U-2, utilizado por la CIA en la Guerra Fría).
También se incluyen colecciones de documentos sobre diferentes tópicos. Entre ellos, investigaciones científicas, traducciones de documentos extranjeros, avistamientos de OVNIs o el ridículo programa Stargate, que estudiaba fenómenos psíquicos como la visión remota y sus posibles usos militares (!), y fue cancelado por inútil e inconducente en 1995.
¿No más archivos secretos?

Según la vocera de la CIA, Heather Fritz Horniak, no hubo ninguna selección previa ni discriminación de archivos.
“Es la historia completa en todos los casos” aseguró: “está lo bueno y lo malo”.
Dijo, sin embargo, que sí hubo algunas pequeñas ediciones y revisiones en los millones de páginas que se hicieron públicas, pero se hicieron principalmente para proteger fuentes o métodos que, de conocerse, podrían dañar la seguridad nacional.
Se puede esperar que más detalles y datos sorprendentes o relevantes sobre estos archivos desclasificados vayan surgiendo en los próximos meses, a medida que los miles de documentos vayan siendo revisados.
Para conocer secretos más actuales, también tendremos que esperar 25 años hasta que se desclasifiquen (si no se modifica la reglamentación en la próxima administración), por ejemplo, los documentos relativos a Rusia, su hackeo de las elecciones estadounidenses y sus datos comprometedores sobre Donald Trump.






