Jesse Owens: el atleta negro que le ganó al racismo en la Alemania nazi

Imagina ser un atleta olímpico a punto de escuchar el disparo que marca el inicio de la carrera. ¡Qué estrés, qué nervios, qué todo! Ahora imagina esta situación, pero siendo un deportista negro que compite en los Juegos Olímpicos de Berlín durante la dictadura de Adolf Hitler.

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Qué... ¡Terror!

En 1936, la delegación de atletas de Estados Unidos contó con 18 representantes negros. Entre ellos Jesse Owens, el hombre que le ganó la carrera al supremacismo blanco con hechos irrefutables.

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Para Hitler, estas Olimpiadas fueron el momento perfecto para demostrarle al mundo la superioridad de su raza sobre las demás. Aunque trataron de que este evento deportivo no tuviera demasiada carga política, iba a ser complicado al considerar que... bueno, era una Olimpiada durante la Alemania nazi. Era claro que iban a existir muestras simbólicas.

Una de ellas fue las cuatro medallas de oro de Jesse Owens en los 100 metros, 200 metros, los relevos de 4x100 y en salto. Jesse rompió nueve récords olímpicos e impuso otros tres nuevos. De hecho, el récord de su equipo de relevos tardó 20 años en ser superado.

Este grupo de deportistas negros ganaron 14 medallas de las 56 que obtuvo la delegación estadounidense en total. O sea, un cuarto del éxito final fue gracias a ellos.

¿Superioridad de la raza blanca? ¿Qué? Perdón, es que no te escuché con todo el ruido que hacen mis medallas de oro.

De hecho, después de la competencia de salto Jesse Owens y Luz Long, su rival alemán, se volvieron amigos. Jesse describió esta significativa relación en una conmovedora carta: « Puedes derretir todas las medallas y copas que tengo, y no le harían frente a la amistad de 24 quilates que sentí por Luz Long en ese momento».

Lamentablemente, este ejemplo de triunfo contra el racismo no fue apreciado en su tiempo. Sólo basta considerar que estas victorias se dieron en 1936 y la abolición de la segregación racial en Estados Unidos llegó hasta 1964.

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Deborah Riley Draper, directora y productora del documental Orgullo Olímpico, Prejuicio Americano comentó al respecto:

«Ellos fueron atletas olímpicos cuando estuvieron en el podio de medallas. Cuando regresaron a casa a una América segregada, regresaron a convertirse sólo en negros».

Aunque la actuación de Jesse Owens no obtuvo el reconocimiento que mereció en su momento, gracias a documentales como el de Riley Draper y a la constante lucha por los derechos humanos, el día de hoy podemos recordar a Jesse como lo que fue: una muestra viviente de que en la competencia de la vida, el racismo no tiene lo que se necesita para ganar.

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