Tal vez sea hora de que pensemos un poco en los demás.
¡Interesante! El hambre de América Latina se podría erradicar con algo que está en nuestras manos

Cuando vamos al supermercado, antes de elegir un producto alimenticio (sobre todo si es perecedero) nos fijamos en la fecha de caducidad y siempre tratamos de elegir aquel que parece que durará más tiempo en buen estado. Lo mismo pasa al momento de hacer la limpieza en el refrigerador o en la alacena, nuestra guia para decidir qué tirar y qué no, vuelve a ser esa fecha.
Pero, ¿cuál es el verdadero significado de esa bendita fecha de caducidad? ¿Qué diferencia existe entre el vencimiento y el "consumir antes de"? ¿Puedo consumir el producto supuestamente vencido unos días después? Esas y muchas otras preguntas nos planteamos algunas veces; sobre todo si vamos a usar la leche, su caducidad fue hace 2 días, pero parece en buen estado y no tenemos ganas (ni intenciones) de ir hasta el supermercado. Por suerte para nosotras, algunos especialistas se han encargado de estudiar sobre el tema. Y otros, de explicarnos qué sucede cuando hacemos algo tan cotidiano como limpiar el refrigerador.
Diferencia entre: "Fecha de caducidad" y "consumo preferente"

Cuando el producto que tenemos en mano dice "consumo preferente" y marca una fecha, esto no quiere decir que luego ese alimento estará en mal estado, simplemente es un aviso de que el sabor, la textura o el aroma puede variar y no ser el mismo al que estamos acostumbrados, pero no significa que pueda llegar a ser dañino para nuestra salud.
Ya cuando vemos una fecha de vencimiento exacta y sin el "preferentemente", es porque debemos estar mucho más atentas al producto que pensamos consumir (y si lo vamos a comprar, mejor optemos por otro). Pero no todo es tan riguroso, pues, según la American HeartAssociation, un producto que vence en nuestro hogar, si se manipula correctamente y se mantiene a la temperatura normalmente indicada en el paquete, puede ser consumido con normalidad luego de la fecha indicada.
También puede suceder que la fecha indicada sea de límite de venta y no de consumo (y eso genera mucha confusión), pero tranquila, si justo compras en el supermercado y al llegar a casa te das cuenta de que estás cerca de la fecha límite, tienes dos opciones: cocínarlo en el momento o congélarlo para que no pierda las características necesarias.
Eso sí, el límite estricto está cuando el sabor, el aroma o la textura es desagradable, eso seguramente lo notarás y no es que no puedas, es que directamente no te apetecerá consumirlo.
Para que te quede un poco más claro, puedes leer en detalle qué sucede con los diferentes alimentos.
Piensa, luego decides si desechar es la mejor opción

A veces tenemos que parar un rato para pensar en todo lo que pasa a nuestro alrededor. Tenemos que dejar de pensar en nosotros y pensar en los demás (cercanos o lejanos).
En 2014, Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Cultura (FAO) lanzó unos números escalofriantes (sobre todo porque se trata de algo que está en cada uno de nosotros) que decían que la posibilidad de erradicar el hambre de nuestro continente está en nuestras manos (o en nuestros cubos de basura). Hace casi dos años eran alrededor de 47 millones las personas de la región que pasaban hambre y 6% de la comida que se desperdiciaba en el mundo era de América Latina y el Caribe. Estos datos surgieron en el informe Pérdidas y desperdicios de alimentos en América Latina y el Caribe, pero la cosa no quedó por ahí no más. De los alimentos disponibles por año, desechamos el 15%.
Los números son alarmantes

Es importante tener en cuenta que cuando se habla de desperdicio, se está haciendo referencia a alimentos que todavía sirven, que tienen valor nutricional y podrían alimentar a una persona, sin problema. Y de esto no son solo responsables quienes cosechan y quienes venden (mayoristas o minoristas) alimentos, porque nosotras como consumidoras también tenemos que ver, puesto que ya sea por la mala información de la fecha de caducidad o porque realmente no somos conscientes de nuestros actos, todo el tiempo estamos tirando comida fuera (un 28% del desperdicio se da a nivel del consumidor).
Impacto ambiental, económico y social

No nos quedemos solo en los números y acompañemos las reflexiones que trae también ese informe.
Por ejemplo, para la economía, podría parecer que sí, pero no es nada bueno el desperdicio (sobre todo para las consecuencias para nuestro bolsillo) porque al reducirse la disponibilidad local y global de los alimentos, los productores tienen menos ingresos y por tabla aumenta el precio para los consumidores. Además, desechar los alimentos de la forma que lo estamos haciendo (tristemente, la mayoría) no es utilizar los recursos naturales de la mejor manera, entonces, imaginen las consecuencias ambientales que esto puede traer.
Y creo que lo social se vuelve evidente: con la suma de todos los alimentos que desperdiciamos, podríamos erradicar el hambre de nuestra región. El ejemplo (real) del informe es bastante ilustrativo: solamente con lo que se desperdicia en los supermercados, almacenes o ferias se podría alimentar a 30 millones de personas (y recuerden que hablamos de 47 millones de personas que pasan hambre), entonces imaginen a cuántas personas más podríamos sacar el hambre si sumamos todas las otras pérdidas, una de ellas, la de nuestros hogares.
Mucho de lo que hace falta para que esta situación se revierta está por fuera de nuestras manos y está al alcance de quienes pueden manejar, manipular y crear leyes y normativas. Obviamente que tampoco podemos incidir (o al menos no de forma sencilla) en lo que hacen los grandes productores y comerciantes.
Pero también hay buenas noticias

Además de que existen organizaciones que se encargan de sensibilizar a todos los actores respecto a este tema, hay países donde también funcionan los que se conocen como bancos de comida donde se reune alimentos que iban a ser descartados por alguna razón.
Y no solo eso... Seguramente que en tu ciudad existe algún comedor a donde van las personas de la calle o algún grupo de gente solidaria que se dedica a llevar un plato caliente a las personas sin hogar o, incluso, puede que tu misma conozcas (o algún conocido lo haga) a alguna persona o familia a la que le vendría muy bien esos alimentos que tu sabes que se echarán a perder antes de que los consumas. Así que, como ves, tal vez no podamos alimentar al mundo entero, pero si podemos hacer mejor un mundo. Con un granito de arena: simplemente con revisar nuestros los alimentos de nuestra casa y ser realmente conscientes y sinceras de si lo consumiremos o no; o tal vez, con esos alimentos empaquetados o enlatados del "consumir preferentemente antes de" y no llegamos a consumir, y sabemos que no lo haremos, podemos hacer la diferencia al momento de decidir si tiramos o regalamos.
Aunque te parezca imposible, con mínimos gestos de nuestro día a día podemos hacer algún mundo mejor.
Mientras tanto, en algunos países: ¡Bravo! Francia prohíbe el desperdicio de alimentos en los supermercados






