El dolor es la manera en la que el cuerpo nos advierte que tengamos cuidado. Sin embargo, algunas pocas personas en el mundo sufren de una condición que les impide sentir el dolor.
¿Imaginas no sentir dolor? Estas pocas personas en el mundo saben cómo es

Se trata de un desorden genético tan raro que muy pocas personas en el mundo lo tienen. Fue diagnosticado por primera vez en 1932 por un físico de Nueva York llamado George Dearbon que describió el caso de un hombre de 54 años que parecía no experimentar ningún tipo de dolor.
Se estima que alrededor de uno en un millón de personas nace sin sensación de dolor, teniendo como consecuencia graves lesiones autoinfligidas desde edades tempranas y hasta puede conducir a la muerte prematura.
La maldición de no sentir dolor

Stefan Betz tiene 21 años y es un estudiante universitario que sufre de Insensibilidad congénita al dolor. Debido a esta condición él puede colocar sus manos en agua hirviendo sin sentir nada o incluso pasar por una operación sin anestesia.
Parece algo realmente fascinante pero para él se trata más de una maldición que de algo bueno.
Si bien él es consciente de que para los demás no sentir dolor suena increíble, para las personas con Insensibilidad congénita al dolor es lo opuesto, ya que no son capaces de entender qué significa el dolor y no tenerlo puede implicar varios desafíos.
Una infancia diferente

De pequeño, sus padres creían que tenía un leve retraso mental porque no podían entender por qué era tan torpe, se pasaba chocando con las cosas y recibiendo moretones y cortes.
Pero a los cinco años, Stefan finalmente fue diagnosticado tras morderse la punta de la lengua sin tener ninguna reacción y fracturarse también el metatarsiano derecho de su pie sin mostrar dolor alguno.
La vida de Stefan Betz no ha sido fácil y se ha pasado más en el hospital de lo que puede recordar. Con tan solo 21 años tiene una ligera cojera en su pierna izquierda por una infección después de una fractura ósea tibial por andar en monopatín.
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Un trastorno peligroso

Desde la comunidad científica se cree que esta condición es tan rara porque pocas personas con el trastorno alcanzan la edad adulta.
Y es que no nos damos cuenta, pero en términos de desarrollo, el dolor es muy importante para aprender a modular la actividad física sin dañar sus cuerpos o entender hasta qué punto se deben tomar los riesgos.
El doctor Ingo Kurth del Instituto de Genética Humana de Aachen, Alemania, trabaja con Stefan Betz y con más pacientes con Insensibilidad congénita al dolor y sostiene que el hecho de no tener ese mecanismo natural de advertencia, hace que las personas con este trastorno pueden experimentar un comportamiento autodestructivo.
Por ejemplo, un joven pakistaní artista de la calle caminaba sobre carbones calientes y se clavaba cuchillos en los brazos sin mostrar signos de dolor. Pero luego murió tras saltar desde el techo de una casa.
El doctor Geoff Woods, encargado de investigar el dolor en el Instituto de Investigación médica de Cambridge sostiene que de los pacientes con los que ha trabajado en el Reino Unido, muchos hombres se han suicidado a los 20 años haciendo cosas ridículamente peligrosas.
El estudio del dolor

La ciencia han estado estudiando la condición porque cree que podría ayudar a tener una mejor comprensión del dolor y cómo desactivarlo en el caso de aquellas personas que sufren de dolor crónico.
El equipo de especialistas que estudió la condición en 11 familias afectadas en Europa y Asia, identificó mutaciones en un gen llamado PRDM12 que ya se sabía que estaba implicado en la activación de interruptores genéticos. que activan y desactivan una serie de genes relacionados con las neuronas del dolor.
Aunque para aquellos que sufren esa condición las condiciones de una vida futura sin dolor son escasas, no pierden las esperanzas. Increíble, ¿no?









