Hannah Arendt: conoce a la mujer que alumbró una faceta incómoda del Holocausto

En una familia judía de Alemania, nació Hannah Arendt, una filósofa que logró huir de su país antes de ser víctima del Holocausto y con el paso del tiempo intentó entender el totalitarismo nazi, además de cubrir el juicio a Adolf Eichmann, uno de los encargados de la deportación de judíos en Europa.

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Cuando terminó el juicio, Arendt publicó en el New Yorker un artículo que luego convirtió en libro al que tituló: “Eichmann en Jerusalén: un informe sobre la banalidad del mal”. Esto le trajo muchísimas complicaciones, enemigos y amenazas. Muchos judíos consideraban que era una especie de traición y que con ese título -además de su contenido- estaba quitándole importancia al Holocausto.

Pero, ¿quién fue realmente Hannah Arendt? Y, sobre todo, ¿cuál fue su aporte?

Un aporte que trascendió fronteras

Ella era filósofa y teórica política. Pero su impacto no solo se limitó al ámbito académico, sino que trascendió las fronteras de este campo y, en cierta manera, las fronteras de todo el mundo.  

Cuando los nazis comenzaron a amenazar y a describir su odio por los judíos, alrededor de los años 30, emigró a Francia y luego a Estados Unidos. Allí trabajó como académica y docente en diversas universidades, e hizo historia por sus libros sobre el Holocausto y el totalitarismo nazi.

Fue tan importante su aporte, a pesar de ser polémico, que se convirtió en película hace algunos años. Quizá su nombre ya no sea tan conocido: pero la huella que dejó fue muy grande.

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Adolf Eichmann: una persona corriente tras la máscara de un diablo

Quien estuvo a cargo de la deportación de los judíos en Europa y participó en el asesinato sistemático de millones de judíos se escapó luego de la guerra y se refugió en Argentina. Sin embargo, en 1960 el servicio secreto israelí lo capturó y lo llevó a Israel para realizarle un juicio.

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Fue en ese entonces cuando Hannah Arendt solicitó al New Yorker cubrir el juicio y escribir sobre la resolución final: la condena a muerte de Adolf Eichmann.

Sin embargo, sus palabras no fueron las que todos esperaban. Ella quería entender el juicio y no utilizarlo con fines políticos. A ese personaje que tanto mal le hizo al mundo no lo veía como un demonio, ni una figura completamente dramática: era una persona común y corriente que siguió órdenes. Desde esta perspectiva, lo que intenta explicar Hannah es que hay un gran peso y responsabilidad en la sociedad: si el mal es banal, tenemos la obligación de erradicarlo de nuestras vidas y no perder el tiempo señalando a los demás.

Pienso en Hannah Arendt y pienso en la película “La Ola”: un experimento para entender y explicar qué era la autocracia que llevó a que los estudiantes se sintieran comprometidos con ese grupo, tanto que crearon un saludo así como una imagen y un uniforme. Pero todo se sale de control y el terror no tarda en aparecer. ¿Será eso lo que quiso explicar Hannah Arendt?

Como sociedad, sin duda alguna, somos capaces de crear nuestros propios monstruos.

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