Quizás la vida, después de todo, se haya originado en las profundidades más grandes de los océanos marinos, donde no llega el sol, y no en los mares menos hondos. Al menos eso es lo que parecen sugerir las últimas investigaciones que se han realizado con rocas de más de 3,5 mil millones de años.
Fósiles de más de 3,5 mil millones de años presentan nueva evidencia sobre el origen de la vida


Al hacer estudios de las estructuras, los científicos encontraron fósiles tubulares muy parecidos a los encontrados en los respiraderos hidrotermales, donde suelen habitar comunidades de organismos vivos. De confirmarse estos signos, estaríamos frente a evidencias de vida más antiguas en 300 millones de años que las conocidas esteras microbianas que crecían en mares poco profundos y que los expertos llaman estromatolitos.
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¿Cuándo surge la vida en la Tierra?
Hasta donde la ciencia ha podido llegar, en nuestro planeta se originó la vida hace alrededor de 4,55 mil millones de años. Pero lamentablemente, la corteza terrestre se recicla constantemente, por lo que es difícil hallar afloramientos rocosos de más de 3 mil millones de años.
Si encima tenemos que las rocas se alteran químicamente y se modifican gracias a los cambios de temperatura y presión, parece casi imposible determinar signos vitales definitivos y, por tanto, saber con exactitud cuándo surge la vida en la Tierra.
Aun así, los expertos llevan tiempo buscando en las rocas más antiguas restos químicos o estructurales que pueden darles una señal de vida. En 2016, se encontraron en Groenlandia unos picos rojizos en zonas de más de 3.700 millones de años que pudieran ser estromatolitos, pero solo son hipótesis.
La única evidencia que se tiene a ciencia cierta son las esteras de algas fosilizadas de rocas australianas de 3.400 millones de años, que hasta el momento se consideraban la muestra más firme del surgimiento de la vida en el planeta.
La hipótesis del surgimiento de la vida en aguas profundas

A pesar de las dificultades para encontrar evidencias, muchos científicos piensan que la vida pudo haber surgido mucho antes de lo que se creía y en las aguas más profundas de los océanos. Los argumentos a favor de esta idea se relacionan con los respiraderos que se forman en las zonas de los lechos marinos, donde hay hundimiento de placas (subducción).
Desde allí se expele agua de mar calentada por el magma de la corteza terrestre, que es rica en minerales como el sulfuro de hierro. Al enfriarse, los metales van formando especies de torres y chimeneas en las cuales habita un ecosistema que incluye bacterias y gusanos gigantes que no necesitan de la luz.
Para los expertos, no es descabellado que al principio de los tiempos hayan prosperado comunidades semejantes en los fondos oceánicos, así como en otros planetas del universo.
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Las nuevas evidencias de vida primitiva

Ahora un equipo de científicos de la University College de Londres ha encontrado pequeños tubos y filamentos compuestos de hematita (óxido de hierro) en rocas del norte de Québec, Canadá. Este tipo de estructuras es muy común en fósiles más recientes, resultado de la oxidación de las bacterias en los respiraderos hidrotermales del fondo oceánico.
También hallaron rosetas de carbonato con restos de los componentes fundamentales de la vida: carbono, calcio, fósforo y pequeños gránulos redondos de grafito. Este tipo de anillos ha aparecido en otras rocas de la misma época con anterioridad y hay un gran debate entre los especialistas sobre si puede ser considerada evidencia de vida o no, pues distintas reacciones químicas pueden dar lugar a estructuras similares.
Sin embargo, el equipo londinense encontró un mineral de fosfato de calcio llamado apatita, que pudiera indicar la presencia de microorganismos en esa etapa temprana de la Tierra. Los científicos señalan que esta investigación no excluye la posibilidad de que la vida se haya desarrollado también en los mares poco profundos, pues al parecer la actividad biológica se diversificó muy temprano en el planeta.
De todos modos, hay expertos escépticos respecto a la conclusión de este estudio y los propios especialistas reconocen que es una hipótesis que deja espacio a la duda y que necesita de muchos más trabajos investigativos para poder ser confirmada.









