Ian Brady fue un hombre que nadie quería ver. Con solo decir «Ian Brady» en el Reino Unido -y también en el mundo- a muchos padres se le erizaba la piel. A los 79 años falleció, pero nadie quería que eso sucediera. Si moría, una incógnita quedaría inconclusa.
Falleció el asesino serial que aterrorizó al Reino Unido con sus horribles delitos

Con él, el secreto mejor guardado y más solicitado se iría a la tumba. Y todos los padres del Reino Unido necesitaban y necesitan saber dónde está el cuerpo de ese niño que fue torturado, violado y asesinado por Ian Brady y su pareja. Pero nunca lo sabrán… pasaron casi 50 años y ninguna autoridad logró encontrar ese cuerpo. Solo ellos dos lo sabían. Ahora, nadie en el mundo sabe cuál fue el destino de Keith Bennett.
¿Quién fue Ian Brady?

«Brady mostró síntomas psicopáticos desde la primera infancia», explicó Harold Schechter, especialista en asesinos seriales. Nunca conoció a su padre, fue un niño solitario y difícil. Tenía rabietas constantes y se golpeaba la cabeza contra el suelo. Creció y se convirtió en adulto. Un adulto tremendamente temido.
Antes de comenzar la crueldad con seres humanos ya era una persona horrorosa con los animales. Decapitó a varios conejos, quemó un gato vivo y lastimó a más animales. Además, fue detenido varias veces por robo.
Él idolatraba a Adolf Hitler. Leía una y otra vez su libro. También leía a Nietzsche, le fascinaba.
Con el tiempo, se enamoró de Myra Hindley, una mujer 4 años más joven que él. Aunque, según Schechter, a Brady le costó sentir atracción a ella porque tenía cierta «orientación sexual homosexual», pero sin querer admitirlo.
Poco a poco, Brady la fue convenciendo de hacer cosas terribles. Así fue que dejó de tratar mal a los animales para comenzar a torturar a jóvenes y niños. Los trataban bien y los conducían a su hogar donde eran torturados, violados, asesinados y enterrados en la pradera en Saddleworth, por eso se los llamó «Los asesinos del páramo».
¿Cómo lo hacían? Myra se ponía un disfraz, secuestraba a un niño y luego Brady hacía lo suyo. Entre 1963 y 1965 asesinaron a 5 niños y adolescentes de entre 10 y 17 años.
Finalmente ambos fueron condenados a cadena perpetua aunque Myra intentó deshacerse de toda culpa. Cuando allanaron su hogar, encontraron una cinta donde se filmó la violación de una niña de 10 años. Cuando se lo hicieron escuchar, a Brady no le sucedió nada, simplemente dijo que era algo «inusual».
Su muerte

Myra Hindley, pareja de Brady.
Tiempo después de estar preso, Brady hizo huelga de hambre pero fue alimentado por una sonda nasogástrica. Tiempo después debió ser internado en una clínica de cuidados paliativos.
Siempre decía que algún día contaría dónde estaba el único niño que faltaba encontrar. Pero murió en mayo de 2017, a los 79 años, sin contar su secreto más cruel. «En algunas cartas insinuó que algún día iba a revelar la verdad», explicó Nick Martin, quien cubrió algunos casos de asesinatos seriales. «Fue una batalla entre él y las víctimas -las familias-. Ellos solo buscaban una pieza de la información: dónde estaba enterrado el joven».
¿Cuántas personas se han ido a la tumba con los más crueles secretos? La sociedad, la justicia y cada gobierno debe buscar la manera de esclarecer los secretos más temidos de nuestra historia. Muchos padres, como los de Keith Bennett, quieren encontrar a sus hijos, saber dónde están sus cuerpos y, así, darles un final digno.






