Estudio revela que el mal de Parkinson no se origina en el cerebro sino en los intestinos

Durante décadas, la comunidad científica ha estado consciente de que los síntomas del mal de Parkinson se deben a la inhabilidad del cerebro de producir dopamina, un neurotransmisor imprescindible para que las neuronas motoras puedan comunicarse efectivamente y coordinar el movimiento.

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La dopamina es producida por las células de Schwann que rodean a las neuronas motoras y sin las cuales el movimiento es desordenado o imposible. En adición a los temblores, la falta de dopamina acarrea problemas digestivos, respiratorios y muchos má, debido a que varios sistemas del cuerpo dependen de los músculos viscerales para su correcto funcionamiento.

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¿Por qué las células de Schwann dejan de producir el preciado neurotransmisor? Ese es el misterio que los científicos han tratado de responder por mucho tiempo y que un equipo de investigadores del Californian Institute of Technology podría estar a punto de confirmar gracias a un reciente estudio.

“Hemos descubierto por primera vez que existe una conexión biológica entre el microbioma de los intestinos y la enfermedad de Parkinson,” comentó el investigador del instituto californiano Sarkis Mazmanian.

El estudio indica que los síntomas del Parkinson están asociados a la presencia de una proteína llamada alfa sinucleína. Los pacientes con esta enfermedad presentan adherencias formadas por esta proteína alrededor de las neuronas motoras del cerebro. Curiosamente, la alfa sinucleína también se encuentra en los intestinos y se cree que el exceso de esta sustancia se debe a la presencia de ciertas bacterias en el microbioma, o la flora, de estos órganos.

En el estudio, se usaron ratones modificados genéticamente con el gen que contiene la predisposición a desarrollar la enfermedad. Algunos ratones se mantuvieron dentro de un ambiente estéril mientras que otros estuvieron expuestos a contraer microorganismos patógenos. Los ejemplares de las jaulas libres de gérmenes no desarrollaron ningún problema motor mientras que los otros desarrollaron síntomas de Parkinson, lo cual indicaba claramente que un factor biológico estaba promoviendo el desarrollo de la enfermedad.

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Los investigadores tomaron a los ratones en la zona estéril y les inyectaron bacterias de la flora intestinal de pacientes con Parkinson. Estos comenzaron a desarrollar los síntomas de la enfermedad rápidamente. De igual forma, inyectaron flora de personas saludables y no se produjo el desarrollo de la enfermedad.

“Ahora ya estábamos seguros de que las bacterias en los intestinos regulan, e incluso son necesarias para los síntomas de la enfermedad de Parkinson,” afirmó Timothy Sampson, quien es parte del equipo que realizó el estudio.

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Si los investigadores logran replicar estos resultados en estudios subsecuentes, las conclusiones podrían ser definitivas y el futuro de los pacientes con mal de Parkinson podría ser muy esperanzador. La enfermedad podría ser curada con varios métodos que controlen o erradiquen las bacterias específicas relacionadas con la enfermedad. Podrían usarse probióticos o antibióticos con estos fines.

De todas formas, replicar estos resultados en seres humanos y llegar a una conclusión sobre los tratamientos más efectivos podría tomar varios años antes de que los primeros pacientes se puedan beneficiar del descubrimiento. Los posibles tratamientos pudieran ser mucho más simples y efectivos que los actuales, además de generar menos efectos secundarios asociados.

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