Estudio revela componentes metálicos peligrosos en los cigarrillos electrónicos

Desde que aparecieron los cigarrillos electrónicos en el mercado mundial, se les ha visto como una alternativa para las personas que fuman y quieren dejar de hacerlo. Basan su funcionamiento en calentar un líquido saborizado que, en ocasiones pero no necesariamente, contiene nicotina.

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Sin embargo, investigaciones recientes señalan que estos dispositivos quizás no son tan inocuos como se había pensado en un inicio, sino que podrían generar nuevos riesgos de enfermedades desconocidos hasta el momento. Por ejemplo, un estudio de la Escuela de Salud Pública Johns Hopkins Bloomberg, en Baltimore, Estados Unidos, ha revelado componentes metálicos peligrosos en los cigarrillos electrónicos.

Cigarrillos electrónicos: fuente de tóxicos para la salud

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La autora principal del estudio, Ana María Rule, y su equipo creen que el peligro radica en el contenido tóxico de las bobinas de calentamiento del cigarrillo electrónico, que se filtra hacia los aerosoles inhalados por los fumadores.  

Para llegar a esta conclusión, los especialistas examinaron muestras de dispositivos de 56 usuarios, entre los cuales descubrieron que un número significativo generaba aerosoles con niveles potencialmente peligrosos de metales dañinos para el organismo.

Los resultados finales de la investigación indican que esos cigarros son una fuente potencial de exposición a metales tóxicos (cromo, níquel y plomo) y a los metales que son tóxicos cuando se inhalan (manganeso y zinc). Las concentraciones notablemente altas en las muestras de aerosol y en el dispensador demuestran que el contacto con la bobina causó que el líquido electrónico se contaminara.

¿Cuál es la fuente de los metales tóxicos?

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Como se pudo confirmar en investigaciones previas, las bobinas de calentamiento a menudo se fabrican de cromo y níquel, además de otros metales, lo cual respalda la conclusión del nuevo estudio sobre la filtración de los tóxicos hacia el aerosol. No obstante, aún no se sabe con certeza de dónde proviene el plomo ni cómo los metales contaminan el líquido vaporizador. Según Rule, se ignora si los metales se filtran químicamente de la bobina o se vaporizan cuando esta se calienta.

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Asimismo, la coautora del estudio  Angela Aherrera llevó a cabo una investigación simultánea con los datos de los mismos 56 participantes. En su análisis, encontró que los niveles de níquel y cromo habían aumentado en la saliva y orina. El hallazgo coincide con la concentración de los metales identificados en los cigarrillos electrónicos.

Por otro lado, un dato curioso es que los dispositivos cuyas bobinas fueron reemplazadas con frecuencia muestran concentraciones de metales tóxicos más elevadas, lo que sugiere que las filtraciones probablemente se producen a partir de nuevas bobinas de calentamiento.

Preocupaciones por el uso de cigarrillos electrónicos

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De acuerdo el equipo de Baltimore, los usuarios de los cigarrillos electrónicos están inhalando una serie de metales tóxicos cuyo ingreso sostenido en el cuerpo se ha relacionado con daños pulmonares, hepáticos, al sistema inmune, cardiovascular y cerebral, e incluso con distintos tipos de cáncer.

Los estudios arrojaron también que había altas concentraciones de arsénico en no menos de diez de los 56 dispositivos analizados. Este punto todavía no ha sido aclarado, pero se trata de una sustancia altamente tóxica que puede conducir a la muerte.

Finalmente, los científicos concluyeron que el primer paso –identificar que hay altas exposiciones a estos metales– está dado hacia determinar los efectos reales de los cigarrillos electrónicos sobre la salud humana. Habrá que seguir en el tema para precisar sus peligros.

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