Estos paseos por los canales de Ámsterdam se hacen en barcos que fueron usados por refugiados

Rederij Lampedusa es un emprendimiento singular, ya que vincula turismo, historia, política y sociología. Así, la compañía realiza  paseos por los numerosos canales y ríos de Ámsterdam, dándole al viaje un toque muy particular.

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Al contrario de la mayoría de las embarcaciones que hacen este tipo de actividad en una ciudad conocida por sus hermosas vías fluviales, los barcos de  Rederij Lampedusa tienen un origen muy particular y nada turistíco: se trata de barcos que fueron utilizados por refugiados para cruzar el Mediterráneo.

Un paseo hermoso y doloroso a la vez

Estos barcos fueron donados por las autoridades italianas a la empresa. Desde el verano del año 2015, la compañía holandesa organiza y lleva a cabo viajes a bordo de estas embarcaciones cargadas de historia.

En su sitio oficial, la empresa se describe como un colectivo que junta personas de los Países Bajos, Siria, Etiopía y Eritrea.

¿Cómo funciona?

Hay dos tipos de paseos a bordo de estas embarcaciones. Por un lado, se puede reservar un viaje VIP, en el que turistas y locales viajan en la compañía de ex refugiados y comparten una comida mientras que pasean sobre el agua. La idea, en este caso, es generar vínculos, al menos temporales, entre personas que viajan por placer y personas que han tenido que viajar por razones muy distintas.

El otro tipo de viaje, el Canal Tour, se enfoca en el rol que los inmigrantes han tenido en la construcción de Ámsterdam. Para esta compañía, el carácter abierto y tolerante de esta ciudad está muy relacionado al constante vaivén generado por las personas que llegan para comenzar una nueva vida.

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En estos viajes, los guías se aseguran de que los visitantes descubran la historia escondida de Ámsterdam a través de los ojos de los propios migrantes. En este caso, las historias personales de los refugiados tienen un peso muy importante en la narrativa turística.

Testimonio de los tiempos que corren, este tipo de iniciativas demuestra que, si bien no siempre podemos ayudar directamente a las personas refugiadas que cada día cruzan el Mediterráneo arriesgando sus vidas, sí podemos imaginar, crear y participar de actividades que ayudan a cambiar la percepción sobre estas personas.